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Relata abogado colombiano en NY los nexos que mantuvo con "El Chapo"

Notimex | 05/12/2018 | 22:29

-El abogado colombiano Germán Rosero admitió hoy que entre 1998 y 2006 fungió como enlace entre el Cártel del Norte del Valle, en Colombia, y el mexicano Cártel del Sinaloa, y que se encontró con Joaquín "El Chapo" Guzmán entre seis y ocho ocasiones.

En su segundo y último día de testimonios, Rosero explicó que los encuentros que sostuvo con Guzmán Loera fueron siempre en la zona del Triángulo Dorado, entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango.

Contó que todos sus encuentros, realizados en tres o cuatro fincas, tenían un patrón similar. Se comunicaba con un contacto de Guzmán, éste lo transportaban a Culiacán, donde pernoctaba para el otro día partir en avioneta hacia las fincas en la sierra.

Su primer encuentro con Guzmán fue en una casa que definió como “sencilla, pero bonita”, con un portón grande de madera, una piscina y una palapa. Rosero se sentó a una mesa con Guzma?, en una propiedad que contaba con guardias armados con rifles AK-47.

Recordó que Guzmán usaba ese día una gorra de beisbol, un accesorio que Rosero lo vio utilizar en varias ocasiones. Ese primer encuentro fue en una finca “muy cerca de Culiacán”, precisó Rosero.

Los encuentros finales, sin embargo, eran en sitios cada vez más aislados en la sierra del Noroeste de México, y en casas cada vez más austeras. Rosero incluso calificó las viviendas como “humildes”, aunque con “muchísimos guardias” armados.

Guzmán, quien siempre iba armado con una pistola, en una ocasión lucía también un rifle AK-47 chapado en oro y con incrustaciones de piedras preciosas. No obstante, Rosero nunca lo vio entrar en contacto con drogas

El transporte a las fincas de Guzmán se realizaba en avionetas Cessna que parecían muy desvencijadas, declaró Rosero.

Según la versión del testigo, el temperamento ecuánime de Guzmán quedó revelado en una ocasión en que fue confiscado un cargamento con 12.5 toneladas de droga que esperaba el Cártel de Sinaloa.

Guzmán respondió a Rosero que “debíamos seguir adelante”, y que era preciso “echarle ganas”, y mantener la cooperación entre ambas organizaciones.

Rosero coordinó un primer cargamento de tres toneladas de cocaína en 1998 de Colombia para México, para luego retomar su labor de enlace en 2001. En total, Rosero coordinó el envío de cerca de medio centenar de cargas de cocaína a México.

Antes de su labor como enlace en México, Rosero fue el vínculo entre el líder del Cártel del Norte del Valle y la clase política de Colombia.

En ese sentido, reveló que él personalmente pagaba a senadores colombianos sobornos de 100 mil dólares por persona en el año 1997.

Rosero indicó que además sobornaba a los legisladores de la Cámara de Representantes con 42 mil dólares por persona a fin de que aprobaran una ley de extradición no retroactiva.

Rosero, asentó que los pagos se realizaban en un cuarto de hotel en Bogotá, donde los legisladores acudían a recibir un sobre con dinero.

Interrogado por el abogado defensor de Guzmán, Eduardo Balarezo, Rosero manifestó que él pagó un total de entre cinco y seis millones de dólares a los congresistas colombianos en el año 1997.

Su testimonio coincide con lo revelado anteriormente por Juan Carlos “Chupeta” Ramírez, líder del Cártel del Norte del Valle, que había asegurado haber pagado por lo menos 10 millones de dólares al Congreso colombiano para que aprobara una ley de extradición favorable.

Ese año, el Congreso en efecto aprobó una ley que restauraba la extradición de criminales de Colombia a Estados Unidos aunque la regulación no sería retroactiva.

Así, los líderes de varios cárteles que en ese momento se encontraban en prisión en Colombia evitaron la extradición a Estados Unidos, entre ellos el propio Ramírez, quien se entregó en 1996 a la justicia colombiana.