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Consejos para evitar comer por ansiedad o estrés

Agencias | 12/11/2018 | 21:33

Muchas veces comemos por razones que poco tiene que ver con el hambre. A saber, aburrimiento, tristeza, soledad o … ansiedad. Cuando comemos dominados por las emociones casi siempre nos damos atracones que en realidad están provocados por el cortisol ,la hormona del estrés que dispara el apetito de alimentos ricos en grasas y azúcares. Es lo que nos pide el cuerpo cuando estamos ansiosos.
 
Para evitarlo hay que ponerse algunas trampas en el camino del atracón, vale incluso autoengañarse y buscar la recompensa en algún sitio alejado del regrigerador.
 
1. Limpia el refri de comida "peligrosa"
No es zanahoria y brocoli lo que vamos a comer si estamos ansiosos. Lo normal es que tiremos de algo dulce, grasiento, con muchas calorías. Pero si previamente te has ocupado de limpiar tu refrogeradpr de tentaciones podrás sortear el momento del peligro de atracón. Tendrás que conformarte con un yogurt, un huevo cocido o algo de fruta. Cualquier cosa menos una galleta oreo. 
 
2. Come a intervalos regulares
Cuánto más tiempo hayas pasado sin comer más comerás. Esta máxima es casi universal, estés o no ansiosa. Lo mejor es evitar que pasen muchas horas entre las comidas para que no te los comas todo de una sola tacada. La idea es estar satisfecho y no ver la comida como una recompensa. 
 
3. Presta atención mientras comes
Esto te ayudará a reducir la carga emocional con la que te relacionas con la comida. Además te ayudará a masticar más despacio. Se recomienda dejar el tenedor sobre la mesa cada dos bocados para ralentizar la velocidad a la que solemos devorar la comida. 
 
4. Crea un ambiente "seguro" para comer
Eso significa no comer frente a la televisión o al ordenador . También no poner una fuente llena en la mesa. Sírvete lo que vas a comer en tu plato y guarda el resto en el refri, así evitarás la tentación de repetir. 
 
5. Cambia la ruta del hambre
Si estás nerviosa no hagas siempre lo que sueles hacer en esos casos, evita pasar por tu restaurante favorito de comida basura y pedir una hamburguesa para cenar en casa. A veces funciona cambiar de actividad o sacar a pasear al perro. A la vuelta ya no te acordarás que te ibas a dar un atracón frente al refrigerador.