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Enfermedades mentales agobian a potosinos

Lilia Quevedo | Plano Informativo | 09/10/2018 | 00:33

Trastornos bipolar, de ansiedad, obsesivo compulsivo (TOC), depresión y esquizofrenia son las enfermedades mentales más comunes de la era moderna.

 

Las víctimas son cada vez más jóvenes, las exigencias de perfección que demanda una sociedad cada vez más rápida y competitiva, permite la entrada de estos enemigos silenciosos que poco a poco van afectando áreas del comportamiento humano.

 

César Adrián Cuellar Gómez, psicólogo clínico y encargado del área de Trabajo Social en Ingenium San Luis A.C Familias Unidas por la Salud Mental, reportó que estas enfermedades son muy comunes en jóvenes adultos potosinos que tienen entre 20 y 35 años.

 

Alteraciones en el sueño, apetito, descanso, concentración y en la memoria, forman parte del cuadro de alerta que revela una posible enfermedad mental.

 

Los candidatos exteriorizan frases como “No puedo salir de la casa”, “Estoy muy ansioso”,  “No puedo dormir”, “Estoy muy asustado”, “No tengo ganas de vivir”, entre otras.

 

Es común que se diagnostiquen en edad productiva, pues las empresas tienden a presionar al sector joven de la población, por ser un público fuerte, al que puede enfocar su mano de obra.

 

Las demandas se incrementan hacia la plantilla joven, pero la presión por cumplir expectativas de éxito, comienza desde la educación media superior.

 

“Muchos estudiantes de preparatoria y universidad presentan comportamientos ansiosos porque no saben a qué se van a dedicar, si están perdiendo su tiempo, se están poniendo ansiosos por situaciones futuras, muchos prefieren desertar y tener otra clase de actividades que no demanden tanto”.

 

Dos de cada 50 potosinos (de cualquier edad) son diagnosticados, lamentablemente sólo se trata al 2.4 por ciento.

 

El nivel de estrés que manejan las personas hoy en día, el número de expectativas que tienen que cumplir en el ámbito laboral, académico y personal, ha incrementado los trastornos de ansiedad y de pánico, la depresión, los brotes sicóticos o reacciones violentas poco comunes que ponen en peligro a la persona y dañan a terceros.

 

“Lo que pasa es que se considera como locura a lo que se sale de la norma social, es muy diferente la locura a la enfermedad mental, en la enfermedad mental ya hay un sufrimiento, ya hay un padecimiento y hay síntomas que afectan tanto mental como físicamente”.

 

Existen pruebas psicológicas, neurológicas, psicométricas, que miden estos elementos, actualmente ya es más fácil detectar una enfermedad mental.

 

El especialista señaló que se deben de quitar los mitos en torno a la medicación y al acompañamiento terapéutico, es necesario concientizar a la población de que la medicación no es adictiva, no crea dependencia, siempre y cuando se sigan las indicaciones del médico.

 

El tratamiento farmacológico es más efectivo si se acompaña con un tratamiento psicológico, eso ayuda a que el medicamento se pueda retirar más rápido o tenga una mayor efectividad.