Detrás de los sangrientos eventos ocurridos el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, existió una figura hambrienta de poder que vio en la violencia la única solución para brindar paz y tranquilidad a México.
En una serie basada en estos hechos, producida por Amazon Prime Video, ese ser manipulador es Un Extraño Enemigo, interpretado por Daniel Giménez Cacho, en el papel del feroz comandante Fernando Barrientos. A partir de hoy los usuarios de la plataforma podrán ver cuatro de los ocho episodios que conforman la serie.
“Fue muy interesante acercarme a este personaje y tratar de entender qué lo mueve. Ser el villano de la película puede resultar un poco simple y yo lo que quería era entender sus motivaciones más profundas.
“Tiene una convicción y una mística de servicio a la patria, para garantizar la paz y la estabilidad, con métodos que son cuestionables, pues es la eliminación del adversario con tortura y asesinato”, explica el actor.
Barrientos es la cabeza de la Dirección Nacional de Seguridad. Un estratega brillante que se alía a Luis Echeverría (Antonio de la Vega) para mover los hilos del país y asegurar su posición en la historia.
“Es un personaje de ficción, no es un retrato de nadie, pero sí está inspirado en algunas figuras. Hay sospechas de que lo que retratamos en la serie es lo que pudo haber sucedido, pero no hay evidencias.
“Se consultó a muchos expertos, pero más bien es una sospecha generalizada que desde Gobernación se pactó para convencer a Díaz Ordaz de que la violencia era la única salida”, profundiza Giménez Cacho.
Dirigida por Gabriel Ripstein (600 millas), la serie cuenta con las actuaciones de Kristyan Ferrer, Karina Gidi, Irene Azuela y Fernando Becerril, entre otros.
“Mucho se ha escrito y hablado del Movimiento Estudiantil del 68, pero a mí me interesó hablar de los sucesos de ese año a partir de la grilla, desde una cúpula política en la cual se pelea la silla presidencial.
“No quería contar lo mismo de la misma forma. El 68 está marcado de eventos emblemáticos que toda la gente conoce y lo que hice fue incorporar esos momentos en un thriller político”, indica Ripstein en entrevista.
Un ejemplo de esto fue la recreación de la Masacre Estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas y el edificio Chihuahua, cuyo rodaje duró una semana y requirió mucha planeación técnica.
“Filmar en el lugar donde sucedieron los hechos fue terrorífico. Fue una experiencia muy densa. Mucha gente se acercaba a nosotros y se veía que era una experiencia poderosa para ellos”, recuerda el cineasta.
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