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Diagnóstico y atención temprana de retinopatía diabética retarda ceguera

Notimex | 08/09/2018 | 10:32

¡Me subió el azúcar, pero ya pasó! Es una frase común entre quienes tienen diabetes mellitus tipo 2, no controlada, sin saber que los niveles altos de glucosa comprometen su salud visual.

En México, hay aproximadamente 12 millones de personas con esta enfermedad y la retinopatía diabética es la principal causa de ceguera en población entre 25 y 65 años de edad.

Cuando se mantienen niveles elevados de glucosa o se ha fallado en tratamientos que incluyen por lo menos dos fármacos, es momento de iniciar con la insulina para evitar daño renal, el riesgo de pie diabético y de pérdida progresiva de la visión.

La ceguera por retinopatía diabética es irreversible, pero con el diagnóstico y atención temprana se logra retardar su progresión.

La asociación civil Ojos que Sienten ofrece apoyo a las personas que han perdido la vista para que puedan reinsertaste en la vida laboral y social.

Del total de personas que recibe, 80 por ciento han perdido la vista por enfermedad o accidente. De ellos, 25 por ciento tienen ceguera a causa de la diabetes mellitus tipo 2.

Florian Paugam, director general de esta organización, dijo que es importante hacer conciencia sobre las complicaciones de este padecimiento.

En el marco del Foro Internacional de Líderes en Diabetes, auspiciado por Sanofi, precisó que en la asociación se brinda apoyo psicológico y acompañamiento para que que las personas con esta afección vuelvan a tener una vida productiva.

“Aceptar su nueva condición y aprender una nueva forma de vida, a las personas con ceguera a consecuencia de la diabetes, les lleva entre tres meses y un año. La mayoría de estas personas tienen entre 37 y 50 años”, mencionó.

Destacó la importancia de cuidar la salud y seguir las recomendaciones de los médicos para evitar que una diabetes mal cuidada termine con la vista de estos pacientes.

Esta agrupación promueve actividades de sensibilización entre las personas que aún gozan de la vista, invitándolas a comer con un antifaz, a la vez que son atendidas por personas invidentes para que tengan idea del cambio que tendrían en su vida si llegan a perder este sentido.