Miguel Angel Guerrero | 22/08/2018 | 00:29
Un estupor semejante al casado por la balacera aquella en pleno centro histórico del 2007 causó el asalto de ayer a las joyerías de la plaza de la mujer, ubicada en Plaza Fundadores a espaldas del palacio de gobierno pues, como en aquella ocasión vino a exhibir la indefensión en que se encuentran los potosinos ante una delincuencia fuertemente armada y una corporaciones policiacas débiles e incapaces que prácticamente la dejan actuar con absoluta impunidad, lo que, a su vez demostró que no hay otra alternativa mejor que poner la seguridad pública en manos del ejército y la marina en virtud de que son las únicas fuerzas capaces, y capacitadas, para hacer frente a las bandas delincuenciales.
Ahora, como en aquella incursión armada a la zona centro de hace once años, los autores huyeron con toda tranquilidad por la zona céntrica sin que nadie pudiera hacer algo por detenerlos en función de que no había como todavía es hora que no la hay, capacidad de respuesta inmediata ante contingencias delictivas.
Como se recuerda, por los hecho que antecedieron al episodio del 2007, como secuestros asaltos, extorsiones y demás se tomó como consecuencia de la complicidad de las autoridades estatales de aquel entonces para ceder el control de esta plaza a los cárteles que desde aquel tiempo tienen en su poder.
A partir de ese parteaguas se consideró indispensable el apoyo de las fuerzas armadas en el reguardo de la seguridad pública, en lo que mucho fincaron sus expectativas para resolver el problema en ese sentido en su calidad de gobernadores Marcelo de los Santos y Fernando Toranzo quienes aprovechaban cualquier oportunidad para exigir al gobierno federal el envío de grupos militares al refuerzo de las tareas de seguridad pública, como por lo pasado en la plaza asaltado regresa como una necesidad de retomar toda vez que está claro que con los cuerpos policiacos disponibles no si tiene ni para empezar a combatir a los grupos de delincuentes que ya dieron un idea del poderío con que cuentan y de lo que están dispuestos a hacer para sacarle jugo al campo libre que tienen para operar derivado de una procuraduría de justicia rabona e incapaz como de una secretaría de seguridad convertida en negocio particular de los jefes.
Así entonces, y de cara a tan sombrío panorama, no parece haber otra alternativa para el gobierno de Juan Manuel Carreras que volver a apostar al verde olivo del ejército para salir del bache de inseguridad en que ha caído San Luis Potosí lo que no podrá hacer con las meras declaraciones acostumbradas y trilladas de la gente que tiene en los mandos policiacos, más refuerzos militares es la solución a la mano, sin duda.
CABOS SUELTOS
Lamentablemente, la empresa contratista de la presa El Realito sigue carcajeándose de las amenazas de sanción por la crisis de falta ocasionada por el desperfecto en el ducto que afectó a más de 200 mil potosinos lo que a la constructora parece valerle auténticamente progenitora…