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Pena de muerte es apoyada por la mayoría de los japoneses

Agencias | 09/08/2018 | 18:13

La mayoría de los japoneses aprueba la pena de muerte pese a que su funcionamiento difiere al sistema occidental, y para algunos el sistema nipón excede los límites de la crueldad humana.
 
Según un sondeo de la cadena NHK más de la mitad de la gente encuestada opinó que se debe mantener la pena de muerte en Japón.
 
La NHK llevó a cabo la encuesta telefónica el fin de semana después de la ejecución de los 13 condenados a muerte relacionados con la secta apocalíptica Aum Shinrikyo, o la Verdad Suprema.
 
Seis exmiembros de la secta Aum, responsable del atentado con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, fueron ejecutados la mañana del pasado 26 de julio, sumándose a otros siete ahorcados a principios de dicho mes.
 
El 58 por ciento de quienes respondieron dijo que Japón no debe derogar la pena de muerte, mientras que siete por ciento pidió que se anulara y 29 por ciento se mostró indeciso.
 
En Japón, y de acuerdo a sus leyes, la pena de muerte debe ejecutarse dentro de los seis meses posteriores a la falta de apelación final del preso por orden del Ministro de Justicia.
 
Sin embargo, el período que solicita un nuevo juicio o el indulto está exento de esta regulación. Por tanto, se produce una especie de vacío en la práctica.
 
Los presos suelen estar en el corredor de la muerte entre cinco y siete años, aunque una cuarta parte de los presos han estado en el corredor de la muerte durante más de diez años. Para algunos, la estancia ha durado más de 30 años.
 
Japón ejecuta a sus condenados en la horca, pero mientras se llega a esta medida los condenados permanecen incomunicados durante todo el tiempo que están en el corredor de la muerte.
 
Otro factor criticado por algunos es que el condenado sólo se entera de que le van a ejecutar unas pocas horas antes, cuando por la mañana del día marcado se le avisa y se le ofrece una última comida.
 
Otro punto es que los familiares y los abogados del condenado no son avisados hasta después de que la ejecución ha tenido lugar.