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México espera nuestra recuperación personal

Jaime Chalita Zarur | 23/07/2018 | 00:22

"Antes de que nos olviden haremos historia; no andaremos de rodillas. El alma no tiene la culpa. Antes de que nos olviden, romperemos paredes".
 
Caifanes.
 
 
USUALMENTE LA SOCIEDAD, cansada de los males que propician enfermedades de conjunto y que nos toca vivirlos, en espacial en los últimos años, caracterizados por violencia y con ello muertes que duelen, cada vez más cercana al núcleo de afectos personales, iniciamos la búsqueda de culpables ajenos a nosotros.
 
SUMAMOS A LA VIOLENCIA, LO que ya vemos en todos lados de nuestras vidas, como la corrupción, derivada de la impunidad creciente y de lo cual no hay plática, formal o informal, en donde no esté presente el tema.
 
ES INNEGABLE QUE LO MÁS doloroso y que deja huella honda en herida que se abre cada vez que se recuerda o toca, es la muerte violenta. Éstas que han escalado en número y desde luego cada vez más sangrientas y dolorosas, marcando la vida de las personas que la sufren, para siempre.
 
AHÍ ESTÁN LOS EFECTOS DE LO que vivimos, y mucho de ello no lo queremos pero, asustados, cerramos el razonamiento a nuestras responsabilidades sociales. Igualmente no nos llega a cimbrar hasta que nos toca sufrir, hasta que nos convertimos en una estadística más, en lo que nunca quisimos que nos pasara.
 
EL ODIO, LA ENVIDIA, EL EGO, EL querer más y tener igualmente, la avaricia y mucho más, nos hace víctimas del materialismo, buscando obtener más de todo a costa de lo que sea, aún mediando la vida y sin importar el qué se pierda.
 
LA CORRESPONSABILIDAD, reclamada desde la sociedad, no es un tema que fácilmente entendamos y desde luego, mucho menos que aceptemos, pero ahí está y es tan verdadero como el día que vivimos.
 
NO RECUERDO, EN LAS NOCHES de desvelo, una más estremecedora que aquella en la que accidentalmente me encuentro con un extraordinario y emotivo documental, "Antes de que Nos Olviden", son las personas que han torturado y matado, que han desaparecido, que han secuestradores, aquellas que habiéndolas torturado, pudieron sobrevivir pero muertas en vida. Un flagelo que inicia contemporáneamente, hace ya 18 años.
 
UN ANDAR EN EL QUE HEMOS reclamado y, con justicia, a quienes nos han gobernado, pues a partir de las conductas en la cleptocracia que se rota en puestos de poder, sin importar colores, personas todas muy semejantes, nos han dejado sin la justicia de la igualdad en la oportunidad y riqueza de este país. Pero en muy pocas ocasiones hablamos de la corresponsabilidad que como sociedad expulsora de quienes no llenan nuestros estereotipos, y divididos en clases sociales, nos hemos encargado de segregarles.
 
A LA SOCIEDAD DESPERSONALIZADA no le importa la desgracia ajena y, mientras no nos toque, ni siquiera una mirada le damos, por el contrario, hacemos que no la vimos y menos la sentimos. Si llega a tocar a nuestros cercanos, acudimos a su compañía el día del percance, quizá el siguiente, a brindar apoyo moral; terminando con aquello lo más pronto, para volver a nuestro ocupado día.
 
MÁS DE 90 MIL PERSONAS HAN sido asesinadas, 10 mil secuestradas, 26 mil desaparecidas, amén de la cuenta interminable de extorsiones y por lo menos 250 mil personas que abandonaron las ciudades en que habitaban y tenían su modo de vida, al igual que sus familias. La sociedad no expresó su indignación. El miedo nos ganó.
 
El tiempo pasó y la indignación y el miedo han dejado de paralizarnos; nuestra historia empieza su cambio de ruta, esperando que sea en nuestro beneficio social y, duradera y en la cultura de la legalidad, de la igualdad que provoca libertad y luego entonces, la identidad de ser mexicanos.
 
MÉXICO CAMBIARÁ CUANDO cansados de nosotros mismos y nuestros defectos, iniciemos la recuperación personal.
 
@jaimechalita