FARC llega al Congreso de Colombia en “un mar de incertidumbre”

El Frente Alternativo Revolucionario del Común (FARC), partido que surgió de las exrebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, llega por primera vez al Congreso con 10 curules, pero con la incertidumbre sobre su futuro político frente al nuevo gobierno a cargo de Iván Duque.

La exinsurgencia ingresa al Congreso en condiciones diferentes a lo que estableció el Acuerdo Final de Paz, firmado en noviembre de 2016, en temas como la Jurisdicción Especial Para La Paz (JEP), y la participación del nuevo partido en el Congreso, que son los ejes esenciales del acuerdo de paz firmado con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

Los exguerrilleros también enfrentan una eventual extradición a Estados Unidos de Jesús Santrich -uno de los líderes emblemáticos del partido FARC-, el aumento de asesinatos de sus militantes en las regiones y disidencias de excombatientes, circunstancias que tienen en alerta a los dirigentes del FARC.

Ante este escenario, el exjefe negociador del Acuerdo de Paz, Iván Márquez, el segundo dirigente más importante del partido FARC, después de Rodrigo Londoño (alias Timochenko), tomó la decisión de no asumir su curul en el Senado en la sesión de este viernes.

“Tres circunstancias se interpusieron insalvables en mi posesión como senador de la República este 20 de julio en desarrollo del Acuerdo de Paz”, señaló Márquez en una carta abierta a la opinión pública desde el sur de Colombia en donde se encuentra ejerciendo su actividad política con excombatientes.

La primera razón es “el montaje judicial o entrampamiento urdido por el fiscal general y la DEA que hoy tiene injustamente tras las rejas a Jesús Santrich y entre la vida y la muerte al proceso de paz. El fiscal hundió el puñal de sus resentimientos en el corazón de la confianza y en el propio corazón de la inmensa mayoría de los (ex)guerrilleros”.

El otro argumento de Márquez es “la impresionante desfiguración de la JEP que hoy hace irreconocible esa Jurisdicción comparada con el texto original firmado por las partes en La Habana”, Cuba, país donde se llevaron a cabo las negociaciones de paz.

Para el líder del partido FARC, “no hay antecedentes próximos en el planeta Tierra en el que un acuerdo de paz, luego de firmado y celebrado por los plenipotenciarios de las partes, haya sido modificado al antojo de personas interesadas, ajenas a esa construcción”.

Y la tercera circunstancia es que “no se ve por ninguna parte la determinación de cumplir con asuntos esenciales del acuerdo como la Reforma Política, sin la cual no habrían condiciones para el tránsito de la rebelión armada a la política legal”.

“Es inconcebible que cinco años después de aprobado el primer acuerdo parcial sobre tierras, estas no se hayan formalizado o titulado a favor de los campesinos que actualmente las poseen", denunció.

"Sin menospreciar el rol de la incompetencia de ciertos funcionarios del Estado, el ciudadano de a pie percibe también que tiemblan de pavor frente a los latifundistas y despojadores de tierras”, agregó.

Márquez está convencido “que la paz de Colombia está atrapada en las redes de la traición, y no tanto porque no se haya materializado lo acordado -que requiere unos tiempos para su concreción-, sino por las modificaciones introducidas que desfiguraron el acuerdo”.

“El Acuerdo que hoy nos muestran no es el que firmamos en La Habana. Los artífices locos de ese 'Frankenstein' son el Fiscal General, algunos parlamentarios asustados con la paz y la verdad, la Corte que como veleta cambia sus decisiones según los vientos políticos, y el propio Gobierno. ¡Pacta Sunt Servanda! Los acuerdos son para cumplirlos”, concluyó el dirigente del FARC.

Pero aún con estas alertas de Márquez, que cobran importancia por ser el excomandante que lideró la negociación de las exguerrillas con el gobierno de Santos, el Frente ocupará las curules y formará parte del bloque de oposición que desde este 20 de julio liderea en el Congreso el excandidato presidencial de izquierda, Gustavo Petro.

El nuevo Congreso, con una mayoría de la bancada oficialista liderada por el expresidente Álvaro Uribe y con una oposición importante con dirigentes de izquierda y de centro como los exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro y Antanas Mockus, puede ser un organismo que profundice la reconciliación o se regrese a tiempos oscuros de una violencia desenfrenada.