Jueves 28 de Marzo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
internacionales

Hermandad Layene, crisol para musulmanes chiíes y suníes en Senegal

Notimex | 15/07/2018 | 10:54

La Hermandad Layene es un movimiento que pertenece al Islam sufí y que se basa en las acciones de su fundador, Sedyna Limamou Laye. Sedyna, originario de Yoff, en las afueras de Dakar, era pescador.

A través de un mensaje de oración e igualdad social, en poco tiempo se rodeó de numerosos seguidores, que luego se convirtieron en la comunidad Layene.

El año era 1884 y el lugar la península de Cabo Verde, pocos kilómetros al norte de la capital senegalesa.

Después de un misterioso aislamiento que duró varios días, debido al trauma de la pérdida de su querida madre, Seydina Mouhammadou Limamou Laye reapareció en Yoff llevando tres túnicas blancas encima.

Se proclamó Mahdi: afirmó ser el segundo regreso de Mahoma reencarnado, que había regresado para los negros, después de haberse manifestado a otros pueblos.

El Mahdi, cuya creencia une a musulmanes tanto chiíes como suníes, es una figura clave de la escatología islámica que tiene el deber de liberar a la tierra del mal a través de acciones guiadas por un ideal compartido de justicia.

Según la tradición, después del Mahdi, Jesucristo también habría regresado a este mundo con el objetivo de poner fin a la lucha contra el mal.

Seydina Mouhammadou Limamou Laye tuvo que tomar el camino del exilio porque fue amenazado de muerte por parte de las comunidades musulmanas más radicales.

Sin embargo, sus seguidores crecieron en número. No solo entre los estratos más pobres de la población, sino también entre los sabios eruditos del Corán que contribuyeron a definir los pilares del movimiento Layene.

El sucesor de Sedyna Limamou Laye, en 1909, fue su hijo Seydina Issa Rouhou Laye. Este último regresó a Yoff y se presentó a sus hermanos como Jesucristo reencarnado y primer califa de la comunidad Layene. Gracias a varios milagros, logró atraer a nuevos seguidores.

Hoy Yoff, Ndigala y Cambérène son los tres principales lugares sagrados para los Layene, todos en las cercanías de Dakar.

Yoff alberga el mausoleo que hizo construir Seydina Issa Rouhou Laye para acoger los restos de su padre; en Ndigala hay un pozo con aguas milagrosas; en Cambérène se construyó la primera mezquita Layene.

Cheikh Mbacke Laye Thiaw es el morabito (guía religioso) de la muy popular Cambérène, una pequeña ciudad habitada exclusivamente por seguidores de la cofradía.

Sentado en el suelo en el amplio patio de su casa, el cordial morabito explica algunas de las piedras angulares de la doctrina Layene: "Tenemos que seguir varias reglas. Respetar todo lo que se encuentra en el Corán; no hacer nunca a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.

“Si no puedes ayudar a alguien, es mejor que ni siquiera lo intentes, para evitar crear problemas. Si todos siguieran estas reglas, habría paz. Esta es nuestra religión. Esto es Cambérène", agrega.

"Los ideales de solidaridad e igualdad social -cuenta Yacine Laye Niang, un fiel presente en la reunión- son bases sólidas para nuestra comunidad. No tenemos clases sociales diferentes, y esto es porque está prohibido que las familias más acomodadas muestren su riqueza”.

Dice que “las casas tienen todas la misma altura. Nos vestimos de blanco, todos iguales. Hacemos donaciones continuas a los líderes religiosos para que distribuyan estos fondos de manera justa".

"En África -interviene Paje Saliou Laye Mbaye, un primo de Yacine- a menudo el apellido especifica a qué etnia o secta se pertenece; lo opuesto a la igualdad. Pasa que un grupo étnico o una secta sea más poderoso que otro”.

“Nuestro profeta nos dijo que olvidemos nuestro apellido, que usemos Laye, y que siempre nos saludamos con la expresión Laye Laye, que traducimos como ‘Hola hola’. En Cambérène, si sales a la calle, oyes ‘Laye Laye’ continuamente", ejemplifica.

No hay estimaciones oficiales sobre el número de seguidores de la cofradía. Los líderes religiosos afirman que son más de 300 mil.

Las prácticas religiosas, los rituales, los momentos de oración y las reuniones en las que se leen los textos sagrados son muchos y frecuentes, y actúan como un potente pegamento social.

En la comunidad Layene el credo islámico se mezcla con las creencias tradicionales y con el pensamiento de los movimientos milenarios cristianos, dando vida a un espontáneo y singular crisol de fabricación senegalesa.