Jorge Armendáriz Gallardo | 13/07/2018 | 16:14
Winston Churchill
A PARTIR DEL ANÁLISIS DE LOS resultados de las pasadas elecciones, donde el Partido Morena y su líder Andrés Manuel López, lograron el triunfo en el escaño más alto de la representación de nuestro país, los análisis de los números que arrojó esta elección y lo que significan, se evalúan en todos los ámbitos.
ESTE TRIUNFO (PORQUE ES ALGO innegable) contundente e histórico, con más de 30 millones de votos, no deja duda de la voluntad de los mexicanos frente a las urnas, la palabra cambio fue la constante en la mente y acción de quienes ejercieron su voto ese domingo diferente.
PERO NO SOLAMENTE FUE EL triunfo de López Obrador en las urnas lo que llenó los diarios de notas a partir de ese día, también pudimos ver entre el recuento de los daños, lo que la oposición refleja detrás de estas cifras.
LOS PORCENTAJES DE representación en las cámaras Alta y Baja y en los congresos de los estados de la República, fueron favorables e históricos también para este partido que solo tiene 4 años de haber sido creado, el 9 de julio de 2014.
LA OPOSICIÓN FUE VENCIDA también el pasado 1 de julio, por razones diferentes.
PRIMERAMENTE, EL PARTIDO EN el poder (PRI), hoy en su momento más bajo en aceptación pública, se posiciona como la tercera fuerza política, con un porcentaje de aceptación del actual presidente Peña Nieto históricamente negativo, que no logró sumar aún cuando se esmeraron en encontrar un muy buen perfil para la candidatura, en la persona de José Antonio Meade, durante toda la campaña tanto el actual presidente como su partido se escondieron detrás de este bondadoso servidor público, que además de saber que podría ser el próximo Presidente de México, también sabía las cifras no tan populares del partido que lo impulsaba.
EL PAN POR SU LADO, SE DEDICÓ a construir la imagen de quien fue su abanderado en esta contienda y lo hizo de una manera muy poco ortodoxa, pasando por encima de los principios democráticos y de los personajes más valiosos de su partido, al menos para esta causa presidencial.
LA CONSTRUCCIÓN DE ESTA candidatura significó también la destrucción de las bases más robustas de su aceptación ciudadana, entre ellas aliarse con otras fuerzas políticas que son la antítesis de su origen y doctrina como partido político.
POR OTRO LADO, EL QUE MÁS perdió en esta ocasión (pues se encuentra en riesgo de perder su registro) fue sin duda el PRD, el partido que representa a la izquierda mexicana, que estuvo a punto de acceder al poder en 2012, se llenó de corrientes internas que no lograron enmendar la salida de López Obrador de sus filas, ni tampoco su rumbo en la escena nacional, pues al construir coalición con el PAN y Movimiento Ciudadano, solo expuso una fragilidad electoral que le puede costar muy caro.
OTRAS FUERZAS POLÍTICAS QUE esta vez decidieron unirse a los grandes para enfrentar la “madre de todas las batallas”, el PES y Nueva Alianza, perderán el registro como Partidos Políticos Nacionales ante el INE, como ha sucedió con otros 22 partido políticos que en 28 años han llegado y salido de la escena pública.
LOS DEMÁS PARTIDOS QUEDARON pendiendo de alfileres de otros proyectos y fuerzas políticas solo por esta vez.
LA VERDADERA RAZÓN DE LA diminución de la aceptación de los partidos políticos, no solo fue el tsunami de Morena, sino las mismas posturas, acciones y omisiones que estas fuerzas políticas muestran en la persona de sus candidatos y representes ante los ciudadanos.
SON LOS MISMOS PARTIDOS políticos los que denigran el máximo honor de ser representantes de los ciudadanos, pensando que la mala memoria hará lo propio.
LA IMAGEN DE LOS PARTIDOS ante los ciudadanos obtiene los menores valores de confianza, que difícilmente se ve recuperada en cada desatinada acción, en la corrupción, en la impunidad, en las prebendas políticas y en la complicidad con otros partidos, a quienes les une la misma y oscura causa.
EL TRIUNFO PARA MORENA SE duplica con la desolada presencia de la oposición, después de los resultados de las pasadas elecciones.
SU RESPONSABILIDAD TAMBIÉN se duplica, en función de la alta expectativa que los ciudadanos depositan en su próximo desempeño en cada rincón de nuestro país.