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La transparencia un desafío para la Iglesia católica

Notimex | 13/07/2018 | 09:44

La transparencia es todavía un desafío para la Iglesia católica y se trata de un valor que, cuando se ejerce con decisión, impide que los “mandones hagan lo que les da la gana” y se corte el círculo vicioso de la corrupción.

“Cuando todo eso es público, quien tiene la autoridad es más servidor que mandón. Por lo tanto, el que no quiere servir sino mandar termina por no ser transparente. No hay corrupción cuando se debe rendir cuentas”, aseguró Yago de la Cierva, experto en reputación pública y organizaciones.

En entrevista con Notimex, el también autor del libro “Megaeventos de la Iglesia católica: Derrotero para organizadores y comunicadores”, reconoció que gracias a la llegada del Papa Francisco al Vaticano se reforzó un mensaje por la sobriedad y el correcto manejo de los bienes eclesiásticos.

Precisó que entre las instituciones católicas a nivel mundial existen muchas diferencias: en algunos lugares se respetan las buenas prácticas, en otros se avanza en ese sentido y en algunos “la transparencia económica no se vive” porque “en el fondo se quiere mangonear y hacer las cosas no de acuerdo con los principios éticos sino de acuerdo con los caprichos de quien manda en ese momento”.

Sostuvo que quienes ejercen autoridad en la Iglesia deberían ser conscientes de que ellos gestionan patrimonio ajeno, bienes que han recibido de otros y que deben preservar para quienes vengan después de ellos.

En su investigación, Yago de la Cierva analizó la administración de grandes eventos de la Iglesia, como las Jornadas Mundiales de la Juventud o los Encuentros Mundiales de las Familias, actos que cuentan casi siempre con la presencia del Papa.

“Descubrimos que en ocasiones se gestionan estos actos con timidez en lugar de transparencia, como si se pensara que la transparencia está bien pero no es el criterio último y, por lo tanto, se decide en cada caso si dar un dato sobre ingresos, sobre gastos, sobre contratos. Eso es agotador”, explicó.

“Cuando uno no asume un compromiso y no ve las ventajas que tiene la transparencia económica, hacia fuera y, sobre todo, hacia adentro, entonces se pierden muchísimas energías, muchos recursos y se pierde la fuerza de esa reputación que la Iglesia puede ganar, incrementar o perder”, añadió.

Sostuvo que la transparencia es parte de la voluntad de rendir cuentas, no sólo sobre el dinero sino sobre todas las acciones de una institución, también religiosa.

Reconoció que muchas veces se generan malhumores entre el clero de una diócesis cuando llega un nuevo obispo y ordena realizar auditorías. Destacó además los estudios ordenados por Carlos Aguiar Retes cuando tomó las riendas de la Arquidiócesis de la Ciudad de México para conocer la realidad de cada parroquia.

Explicó que las investigaciones son útiles para saber “cómo van las cosas” pero ellas no necesariamente significan “criticar el pasado”. Consideró que las resistencias pueden ser “naturales”, porque a veces existe miedo a descubrir que algunas cosas se hicieron mal.

“El que protesta por una auditoría es muy sospechoso, porque el que no tiene nada que esconder no se queja, al contrario, está contento de mostrar los resultados. Si algo no se administró bien por causas externas, eso estará a la vista de todos”, siguió.

Más adelante, lamentó que muchos clérigos piensen que cuando les impusieron las manos y se convirtieron en obispos, en ese momento recibieron todos los dones, no tienen nada que aprender y no pueden equivocarse. “Ahí tenemos un problema mucho más serio que el económico”, destacó.

Constató que la falta de información y las especulaciones suelen generar morbo, mientras la experiencia demuestra que cuando se informa abierta y claramente sobre las finanzas de la Iglesia, no pasa nada.

Aceptó que la organización de la Jornada Mundial de las Familias de 2006 en Valencia, España, fue “un desastre de corrupción” porque los políticos corruptos se aprovecharon de la visita del Papa Benedicto; algo que no volvió a suceder en 2011, para la Jornada de la Juventud en Madrid.

Para Yago de la Cierva, como pastor de la Iglesia universal, el Papa ha lanzado un mensaje “muy claro” de que la gestión económica debe hacerse con sobriedad, “con criterio evangélico” y que quienes gestionan los bienes de la Iglesia deben “predicar con el ejemplo”.

Sobre el gobierno ejercido por Francisco, reveló que él ha tomado decisiones claras en algunas diócesis administradas pero en otras no, lo cual puede significar “una disociación” entre las palabras y los hechos.

“Esto podría explicarse por la reforma que él está llevando a cabo y la cual se encuentra a mitad de camino, por eso el Papa quisiera hacer algo pero todavía no se hace todo lo que a él le gustaría”, indicó.

“Hay que dar un voto de confianza para que termine de consolidarse la reforma de la Iglesia desde el Vaticano y eso permee tanto en las diócesis como en las conferencias episcopales de todo el mundo”, apuntó.