Lilia Quevedo/Plano Informativo | 09/07/2018 | 01:35
San Luis Potosí, SLP.- El elitismo, clasismo y racismo son prácticas directamente relacionadas, obedecen a la creación de valoraciones imprecisas e inexactas que asumen que hay personas más capacitadas por su estatus socioeconómico o incluso por el color de piel.
Guillermo Luévano Bustamante, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), señaló que estos prejuicios sostienen que hay una parte de la sociedad que está más habilitada o calificada para la toma de decisiones o para el desempeño de cargos directivos en la iniciativa privada y/o en la función pública.
Estos tres fenómenos, que suponen que determinado sector es mejor que otro por ciertas consideraciones o atributos, no sólo imperan en la política local, también se manifiestan en la esfera nacional.
Precisamente a estas expresiones se enfrenta Pedro César Carrizales Becerra, alias "El Mijis", diputado electo de la LXII Legislatura de San Luis Potosí. Sobre él pesan estigmas y consideraciones por su color de piel, sus prácticas culturales, su ropa, su indumentaria, su pasado y sus investigaciones judiciales.
El investigador apuntó que el verdadero modelo de democracia implica que cualquier persona puede acceder a un cargo de elección popular.
“¿Qué mejor que un ex banda, que un dirigente juvenil, llegue a representar a ese sector juvenil?, es lo ideal, tendríamos que estar más llenos de “Mijis”, de pueblos indígenas, de migrantes, todo mundo tendría que estar ahí”.
"El Mijis" podría considerarse como el primer chavo banda del país en ocupar una curul en un Congreso local.
¿Qué representa esto para la política potosina?
El estigma no sólo ha fomentado la discriminación a los chavos banda o sectores populares juveniles, ha conseguido la persecución ministerial, judicial o policiaca, simplemente “por ser lo que son o por parecer lo que parecen, sin poner un adjetivo”.
“Me parece que es la reivindicación de un sector de la población históricamente excluido, qué bueno que acceda él y ojalá que haga un buen cargo público, y si no lo hace entonces sí hay que señalar su función pública y condenar sus actos públicos, si no se conduce con respeto a la legalidad".
Su ropa podría formar parte del discurso de oposición
La ley no mandata ningún código de vestimenta al momento de sesionar, por tanto, Carrizales podría mantener su indumentaria.
El especialista consideró que valdría la pena que Carrizales conservara su esencia original, ya que su habitus, su práctica cultural, encarna y concreta una contracultura tradicionalmente excluida.
Lo que resalta es que es un personaje ajeno al entorno político, que no va de traje, lleva sus tatuajes a la vista y que probablemente no corresponde con las formaciones profesionales (no es abogado, no es economista, no es politólogo); incomoda a las élites de la política potosina.
En todo caso, “El Mijis” debería de ser juzgado por su desempeño público una vez que asuma la curul en el Congreso del Estado, concluyó el investigador.