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México y su largo camino

Pedro Cervantes Roque | 30/06/2018 | 02:10

¿QUÉ TIENE QUE VER LA elección presidencial de 2018 y la Independencia Nacional? Tal vez mucho, pero no es el tema principal en la discusión política de las campañas que concluyeron hace tres días, aunque esa relación permanezca como telón de fondo. México celebrará 200 años de la consumación de la independencia y toca al gobierno que se elige este domingo hacer los preparativos, pero, sobre todo, disolver el escenario de confusión en que se encuentra el país ahora.
 
El nuevo gobierno partirá de cero cuando -quien resulte electo- reciba la banda presidencial en diciembre de este año. Tenemos 200 años buscando el rumbo sin encontrarlo. Es suficiente el tiempo transcurrido como para que hubiésemos tenido los acuerdos fundamentales y hacer un gobierno eslabonado que llevara a México a niveles de desarrollo excepcionales.
 
COMO OTRAS TANTAS VECES, ESTA incertidumbre la siembran los partidos y se arrepienten en sus cosechas. Contra lo que debía suceder en cada elección, ignoramos cuál es el rumbo que tomará el país, porque cada aspirante presidencial habla de la urgencia de un cambio, pero no acaba de definir la ruta. Vivimos un ambiente atemorizado. Las especulaciones han sido persistentes a lo largo de la campaña y -otra vez- la opinión nacional está confundida.
 
MÉXICO TRANSITÓ DE LA CREENCIA absoluta en los resultados de las encuestas, a no conceder certeza en ellos porque “la muestra” es tan pequeña que es una aventura concederle credibilidad en grado aceptable. Ha ido de sorpresa en sorpresa cuando los extremos de la gama ideológica decidieron coligarse para buscar el poder siempre, pretextando la urgencia de un cambio, queriendo polarizar la disputa y sentando las bases para un gobierno de coalición, primeros pasos que el país daría para llegar algún día a elegir un gobierno parlamentario.
 
LA INCONFORMIDAD VERSUS EL temor. Aquella impregnada de un hartazgo ante la corrupción y la impunidad. El temor a caer en las desventuras de un socialismo trasnochado que se expresa en otros países del continente con hambre y carencias infinitas. Ese parece ser el marco de una elección presidencial y legislativa en vez de mantener la certeza en un destino mejor para México. El motor no debe ser el desaliento sino la cordura y la busca consensuada del aprovechamiento compartido de las riquezas nacionales.
 
CUANDO LOS INDIVIDUOS QUE buscan el poder pierden la cordura y reparten acusaciones como si con ello justificaran la certidumbre de que poseen la razón, este país lamenta el tiempo perdido y responde con indiferencia que habremos de valorar el lunes, cuando el conjunto de resultados electorales nos oriente sobre lo que nos podría pasar.
 
ME QUIERO IMAGINAR SI ESTE escenario político ha perdurado en México desde hace 200 años, cuando se bosquejaron los ideales que sustanciaron el alma de un país recién nacido. Si no lo hemos dejado en cada cambio que buscó transformaciones sin encontrarlas. Nuestro destino no acaba de definirse y parece ser que no tenemos una hoja de ruta firme y clara.
 
 
 
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