AUNQUE ES MUY POSIBLE conocer el volumen de agua precipitada sobre la capital potosina durante la última semana, nadie parece apreciar la falta que nos hace reservar el líquido para el tiempo largo en que nuestro cielo es avaro.
ENTRE POLÍTICA Y NATURALEZA parece haber ciertas conexiones curiosas. Las dos presas que poseemos fueron construidas en sendos cacicazgos. La de San José fue iniciada y terminada cuando los hermanos Pedro y Carlos Diez Gutiérrez se alternaban en el poder durante el porfiriato. Le dieron a San Luis una fuente de abasto que -entonces- superaba las necesidades cotidianas de la ciudad. La de El Peaje se construyó cuando el general Gonzalo N. Santos hacía su voluntad por encima de la del resto de habitantes del estado y garantizó un periodo de surtimiento que no fue tan largo como esperábamos.
JUSTO PORQUE EL CIELO POTOSINO no garantiza el surtimiento suficiente de agua, su almacenamiento en los años de abundancia es elemental. El manejo del agua no puede ser un instrumento político-electoral, pero lo es. El reparto de agua en las zonas sin una red que haga llegar el líquido suficiente, constituye un recurso político que tiene frutos muy convenientes para los políticos.
SIN EMBARGO, NINGUNO ATINA A construir un nuevo embalse. Se piensa -pero no se actúa- que es posible extraer la gran cantidad de agua que existe en nuestro subsuelo. Se habla de profundidades superiores a los 500 metros y se teme que el dinero no sea suficiente para alcanzar esa profundidad. Para colmo, los candidatos a presidentes municipales de San Luis Potosí, Cerro de San Pedro y Soledad han mencionado su interés en que el organismo operador del agua deje de existir porque por años ha sido despojado de sus recursos al funcionar como “caja chica” para los ayuntamientos mencionados.
SI TODO ESO NO FUERA complicado, hoy se discute en el ámbito nacional la decisión del gobierno federal por impulsar lo que los políticos suponen es la venta de nuestras aguas profundas mediante concesiones desventajosas para México. Y el agua de lluvia corre por los senderos conocidos sin ser aprovechada por una autoridad que no tiene forma de retenerla.
ESTE ES EL DESALENTADOR cuadro que enfrentamos los potosinos de hoy día. No hay estudios topográficos para ubicar la mejor cortina de una nueva presa. No hay recursos para extraer el agua del subsuelo. El agua genera recursos monetarios que no se reinvierten sino se ocupan en tapar las deficiencias presupuestales de tres ayuntamientos sin opciones verdaderas.
Y MIENTRAS TODO ESO OCURRE, LA ciudad se colapsa cuando las precipitaciones inundan grandes áreas de la mancha urbana, nos impiden el paso por las pocas vías rápidas y nos demuestran el abuso y el desatino que han cometido los grandes fraccionadores al no planear, no construir una ciudad con orden porque su voracidad no se los permite. Y los sucesivos ayuntamientos han tenido que soportar sus condiciones condenables porque son los pocos pagos que ingresan a las arcas municipales.
TENEMOS LA NECESIDAD encima. Lo que no tenemos es la decisión de corregir los errores de muchos años, antes de que las nuevas generaciones nos lo reclamen.
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