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Mexicanas creen que el colibrí ayuda en el amor

Agencias | 14/06/2018 | 21:00

Colibríes por encantamientos: según recientes investigaciones del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos y del ornitólogo Pepper Trail, están entrando en su país centenares, si no miles, de colibríes disecados con agua oxigenada para ser vendidos en las trastiendas de santerías hispanas. Los compradores son, sobre todo mexicanos supersticiosos, ya que este animal es una fuerte fuente de poderes sobrenaturales según la tradición chamánica de algunas regiones del país latinoamericano. No sólo son amuletos para el amarre, algunos van más allá: le arrancan el corazón a un colibrí, lo hierven y se lo toman con una sopa para remediar enfermedades cardíacas o ataques de epilepsia.
 
Chuparrosa: o chupamirto, es como se conoce a las aves en su jerga. Aunque no saben cuál es su modo de captura, sospechan que se trata de cazadores tirando pedradas de plomo con las que tumbar a las criaturas.
 
Huitzilopochtli: dios sol en la mitología azteca y que los seguidores representaban como un colibrí, ya que su madre se restregó una bola con plumas del ave para engendrarlo y su nahual tomaba esa forma al transmutarse. El colibrí simboliza la fortaleza, la perseverancia para alcanzar tus objetivos: fue Huitzilopochtli, según las leyendas, quien comandó la proverbial peregrinación de los esclavos de los aztecas al valle de México. Los incas también utilizaban las plumas de colibríes para sus sacrificios rituales e incluso en su arquitectura.
 
Coqueta cresticorta: la variedad del colibrí que, según Birdlife International, está más fuertemente amenazada ahora mismo, desapareciendo a una velocidad de entre el 10 y el 20 por ciento cada década. Es una de las al menos 10 especies distintas (como el garganta azul o el corona violeta) que se han detenido en las aduanas estadounidenses provenientes de México en el último año, y es uno de los ejemplos más graves de cómo el comercio internacional que puede ser la puntilla de muerte para un animal que ya se enfrenta a un grave declive debido a la pérdida de hábitat y el cambio climático.
 
Un mundo sin colibríes: porque estos animales se encuentran en la categoría de la lista roja “Peligro Crítico” en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la última antes de que un animal se extinga, y en caso de extinción llevaría a una mayor pérdida de biodiversidad, ya que en sus hábitats su papel como polinizadores es fundamental.
 
Corazones inquietos: hay cientos de variedades de colibríes, pero su especie es, en términos globales, el pájaro más pequeño del reino animal. Son excepcionales en muchas facetas: casi literalmente “pesos pluma”, capaces de provocarse a sí mismos el sueño, con una vida dedicada en más del 80% de la jornada a comer, con el metabolismo más rápido que cualquier otro animal en la naturaleza y con una capacidad cardíaca de 1.200 latidos por segundo. Los plumajes de la mayoría, especialmente los machos, brillan en magníficos tonos verdes, amarillos o azules. Son muy dependientes del equilibrio de su ecosistema, y si su flora se ve mermada es posible que terminen muriendo.
 
Delitos de 100 euros: por supuesto, la compraventa de estas especies es ilegal, pero está tan extendida y tolerada que desde nuestras casas podemos encontrar tutoriales de ritos de la chuparrosa de hace apenas unos meses en Youtube. Si estás dispuesto, podrías comprar a México uno de estos talismanes ahora mismo por el equivalente a 95 euros. El chamanismo y la superstición aún no se han extinguido en multitud de culturas de todo el mundo. Los colibríes sólo son otra víctima (aunque una muy hermosa) de su práctica.
 
“¡Oh, Chuparrosas divina! Tú que das y quitas el néctar de las flores. Tú que das vida e inculcas a la mujer el amor, yo te acojo a ti como la pecadora y a tus poderosos fluidos para que me protejas y me des las facultades de poseer a cuanta mujer yo quiera”. Es el primer extracto de una oración de colibrí, un documento que se vende junto al cadáver pseudo embalsamado de uno de estos pájaros brillantes recubiertos de telas rojas, ropa interior de la persona elegida y, en ocasiones, un revestimiento de miel acompañándolo. Es, se supone, la manera más fiable de conseguir el favor de los dioses para tener éxito en el amor.