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Cómo aliviar los hongos en los pies de los niños

Agencia | 05/06/2018 | 13:56

Se estima que las infecciones por hongos aumentan su incidencia hasta un 30% durante los meses de verano por el mayor grado de humedad, de sudoración y la exposición de la piel desnuda en uno de los lugares más típicos de contagio, las piscinas. Además, el gran problema es que los niños son un grupo de población muy fácil de “conquistar”, ya que permanecen mucho tiempo en piscinas y playas, tienen más contacto con otros niños y su sistema inmunológico es más débil. Te enseñamos cómo puedes evitarlos y curarlos si llegan a aparecer.
 
Los síntomas de la infección por hongos en los pies
 
La infección por hongos se manifiesta en los pies con picor en las plantas, un picor intenso que causa desasosiego y deseo de rascarse a los niños, tanto que puede llegar a despertarles por las noches. Unos días después verás grietas en la piel y él notará un intenso dolor. Poco a poco la enfermedad irá evolucionando y presentará manchitas blancas, pequeñas vesículas y, finalmente, se pelará la planta para dar paso a piel nueva y sana. Este proceso de renovación cutánea puede ser largo y mostrar la zona enrojecida, caliente y dolorosa. Tampoco es infrecuente que los pies le huelan peor de lo habitual.
 
Acude a tu pediatra ante el primer síntoma para que puedas ponerle remedio cuanto antes y reducir las molestias de tu pequeño.
 
El tratamiento
 
Una vez producido el contagio por hongos, la eliminación de estos puede ser algo pesada, sobre todo si el niño no ve la necesidad de evitar el contacto con zonas húmedas.
 
El pediatra te prescribirá una pomada antifúngica que deberás aplicar sobre la zona afectada por las noches. Además, puede recomendarte polvos antifúngicos que esparcir en sus zapatos y calcetines. Lo bueno de estos polvos es que mantienen el pie libre de humedad y logran que los hongos no se multipliquen.
 
Si a pesar de este tratamiento los hongos no desaparecen te prescribirán un tratamiento oral antimicótico que podría aplicarse varias semanas si fuera necesario. En cualquier caso, no demores la visita al pediatra o dermatólogo ya que el inicio precoz del tratamiento contribuye a su rápida resolución y evita que aparezcan otros asociados, como el sangrado y las heridas por rascado y el contagio de otras zonas del cuerpo si las tocamos con las manos sucias.
 
Toma precauciones para evitarlos
 
Poniendo en marcha sencillas medidas lograrás mantener sus pies sanos y salvos.
 
Mantén los pies secos el mayor tiempo posible. Si a tu hijo le sudan mucho, compra calcetines transpirables o esparce polvos de talco para que absorban el exceso de sudor y cámbialos tantas veces al día como sea necesario para que se mantengan secos. Recuerda que los zapatos muy cerrados hacen que el pie sude más; elígelos abiertos y de material transpirable. Cuando se bañe en la playa o la piscina insístele en que se seque muy bien, sobre todo entre los dedos.
Hidrata la piel con cremas específicas para niños y aceites.
 
Procura que no camine descalzo por el borde de la piscina. Ponle unas sandalias de plástico o unas chanclas en todo momento y, en especial, para caminar por los sitios más sombríos y húmedos y cuando entre a vestuarios y duchas públicas, pues son lugares especialmente propicios para la colonización por hongos. Si está molesto con las chanclas, cómprale unos escarpines con suela antideslizante.
 
No permitas que comparta toallas, gorros, peines, calcetines o zapatos con otros niños.
 
Cuando observes que tiene alguna zona enrojecida, descamada o blanquecina en la piel o se queje de picor, acude al pediatra o dermatólogo para que haga una revisión completa.