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El perdedor del debate

Franco Coronado | 23/05/2018 | 09:07

La noche del domingoy en la mañana del lunes, después del segundo debate presidencial, todos los candidatos, sus coordinadores y voceros se anunciaron ganadores.Este debate tuvo claras diferencias con el primero, desde el formato hasta el desenvolvimiento de todos los candidatos. Modificaron su estrategia y su desempeño mejoro en algunas ocasiones.

Por ejemplo, José Antonio Meade (PRI-PV-PNA) se mostrómáságil al responder y al argumentar, se vio más seguroy con un lenguaje menos técnico. Quizá por que conoce de primera mano los temas que ahí se trataron. No se confrontotanto como lo hicieron Anaya y Obrador, por lo quesu imagen de candidato sensato se revaloró. El problema de Meade es que sigue sin deslindarse de Peña Nieto y su Gobierno, eso anula los avances que logra. Optó a favor del continuismoen tres temas muy sensibles para la sociedad: el salariomínimo, el tráficoilegal de armas en la frontera y la nula defensa a los mexicanos que son deportados por el Gobierno de Estados Unidos. Por ejemplo, en el caso de los salarios mínimos, me queda claro y Meade, como economista, lo sabe perfectamente, su alza puede disparar la inflación. Sin embargo, el candidato evadió el tema y no hizo esfuerzo alguno por enviar un mensaje de que, al menos intentaráincluir ese asunto en su política de gobierno. En conclusión, Meade mejoró, pero aún no le alcanza, menos si carga con el grillete del gobierno peñista.

Ricardo Anaya volvió a demostrar las cualidades que ya le conocimos en los debates,mismas que lo hacen desenvolverse de manera impecable. Gran manejo del lenguaje verbal y no verbal, muy estructurado en su argumentación, con respuestas ágiles y oportunas, con propuestas claras para cada tema que se planteó. Sin embargo, me parece que el problema de Anaya, que ha sido toda su campaña, es la inconsistencia en su mensajey lo que quiere dejar en el ciudadano en cuanto a propuestas. Sus temas emblemáticos no han permeado en el votante: cambio de régimen, salario básico universal, revolución tecnológica. Su discurso antiPRI parece agotado y le restan 35 días de campaña. En resumen, Anaya mantiene su nivel de debate y elocuencia, pero no dio sorpresas. Por el contrario, se bajó al nivel de López Obrador con insultos y descalificaciones que terminaron por fastidiar al auditorio.

Y de Andrés Manuel, bueno pues como siempre, salió a defender su ventaja, aunque esta vez se mostrómás activo, menos malhumorado, al contrataque de Anaya y Meade, más sobre el primero que del segundo. Siempre pausado, repite lo que ya dijo y sus propuestas carecen de sustento técnico. Pese a ello, AMLO logro lo que buscaba, con sus chistoretes desdeñó este ejercicio democrático y provocó que el público hiciera lo mismo. Al repetir las mismas frases pareciera que no puede hablar de otra cosa, o que le faltan argumentos (aún no sé si los tenga), pero la realidad es que su estrategia la cumplió al pie de la letra: dejar en la mente de los votantes que el problema es la corrupción, que el PAN y el PRI son lo mismo y que élrepresenta la única alternativa.  Sabedor de que el hartazgo y el mal humor social están a su favor, no se cansará de repetir lo que a la gente le molesta y que es el tópico en este proceso electoral: la culpa es de la corrupción y la impunidad. Desde esa perspectiva, López Obrador salió avante en el debate porque mantiene su ventaja, lleva a Ricardo Anaya y al auditorio a su objetivo: mofarse de este ejercicio político.

En todo esto, los únicos que sales perdiendo es el ciudadano. No hay propuestas convincentes y sustentadas, al menos en el tema de migración y relaciones internacionales. Los candidatos no tienen nada nuevo que ofrecer. Por el contrario, este segundo debate abonó al desinterés por participar. Atrás quedaron aquellos debates que protagonizaron Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas, o los de Vicente Fox, Labastida y Cárdenas. Esos debates que motivaban la polémica, que despertaban a la gente y la ayudaban a definir su voto.Este segundo debate, por el contrario,pareció más la barra de entretenimiento queen su momento lleno “Siempre en Domingo” yque nos mantenía frente al televisor después del futbol.

Ah, el Bronco puso la parte cómica, ya Margarita ni se le extraño.

 

Franco Coronado

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