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Sadie, la perra que no descansó y no comía hasta despedirse de su dueño

Agencias | 10/05/2018 | 22:57

Sadie, una perra de trece años muy unida a su familia, experimentó los sentimientos más desgarradores desde que murió su dueño de forma repentina. El can no comía, no descansaba porque estaba atenta a la vuelta a casa de su amo y presentaba signos de depresión. Para hacer frente a esta situación, su dueña Julia Beaulieu propició que "padre e hija" pudieran despedirse.
 
Sadie, la “hija” perruna de Julia Beaulieu y su marido, estaba sumida en una profunda depresión desde que murió su dueño. La pareja acogió a la perra cuando tenía ocho semanas y, trece años después, Sadie volvió a sentir el desamparo.
 
Cuando el marido de Julia murió en su casa de forma repentina por un ataque al corazón, el can, que es una mezcla entre collie, dálmata y pastor de la frontera, dejó de comer, mostró signos de depresión y esperaba al hombre cada día en la puerta de la casa. “Cuando mi marido falleció, Sadie se acostó a su lado y le empujó la mano como si quisiera que la acariciara”, aseguró Julia Beaulieu a Global News.
 
Ante el aspecto desangelado de Sadie, que en diez días perdió más de cuatro kilos, Julia decidió mejorar su estado de ánimo. “No había comido desde que él murió, así que pensé que si le dejaba ver el ataúd superaría su pérdida, como me pasó a mí”, dijo la mujer.
 
El día del funeral, Julia reunió a toda su familia en una ceremonia en la que no podía faltar “la niña de papá”, como llamaba el hombre a Sadie. Allí, Julia dejó que la perra mirara dentro del ataúd “y Sadie casi tuvo una expresión de sorpresa en su rostro. Ella estaba parada allí y se quedó bastante desconcertada, aunque pareció que luego se relajó”, explicó Julia.
 
Esta acción fue clave para la recuperación de Sadie porque, como reconoció Julia, “la perra volvió a comer al volver a casa después del funeral”. Ahora, Julia soporta la pérdida de su marido gracias al cariño de Sadie y a la fotografía de la despedida, que le da “un poco de consuelo”.