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¿Por qué resulta tan difícil encontrar un trébol de 4 hojas?

Agencia | 25/04/2018 | 22:08

El trébol de cuatro hojas es una rareza biológica que, según la tradición, traerá buena suerte a la persona que lo encuentre de forma casual
 
La bandera de Irlanda es tricolor y está compuesta por tres franjas verticales de iguales: el color verde simboliza a los nacionalistas católicos, el naranja a los protestantes y el blanco la paz, que debería reinar entre unos y otros.
 
La verdad es que el color verde está muy ligado a la vida de Irlanda. Cada 17 de marzo –día de San Patricio- cientos de irlandeses se reúnen para beber pintas de cerveza Guiness, mientras lucen ropas de un verde Kelly llamativo.
 
¿Cuál es el origen de la conexión de este color y los irlandeses? Hay que bucear en la historia del siglo quinto, momento en el cual San Patricio (387-461) escribió su “Confessio”. En esta crónica el santo utilizaba el trébol de tres hojas para explicar el misterio de la Santísima Trinidad: igual que de un solo tallo salen tres hojas diferentes, el Padre, el Hijo el Espíritu Santo, son solo uno.
 
No podíamos terminar el recorrido por la cultura irlandesa sin hacer referencia a los leprachaun, unos duendes pelirrojos que visitan a los irlandeses por las noches, pellizcándoles las piernas en el supuesto de que no luzcan algo de color verde el día de San Patricio.
 
El gen de la buena suerte
 
Se han identificado trescientas especies de tréboles, los cuales tienen el doble de cromosomas que los seres humanos. De todas estas especies, lo siento por San Patricio, la que tiene fama de dar buena suerte es la que tiene cuatro hojas. Parece ser que su fama arranca de una leyenda popular que cuenta que cuando Eva fue expulsada del Paraíso se llevó consigo un trébol de cuatro hojas como acto pudoroso.
 
Se dice que cada hoja representa la fe, la esperanza, el amor y la suerte. La verdad que no es fácil encontrar un trébol con cuatro foliolos. Se estima que por cada 10.000 tréboles de tres hojas hay uno de cuatro. Hasta el momento el trébol con el mayor número de foliolos encontrados es uno con cincuenta y seis.
 
Parece ser que la excentricidad botánica radica en una mutación genética, concretamente en el gen PALM1, al que podríamos bautizar como el “gen de la buena suerte”. Los científicos han descubierto que es la presencia de dos versiones de este gen lo que determina el número de hojas del trébol. La dominante inhibe la formación de la cuarta hoja y la otra –la recesiva- desencadena el crecimiento. En definitiva, para poder encontrar un trébol de cuatro foliolos es preciso heredar dos versiones del gen recesivo.
 
En los Alfa Romeo
 
En la década de los años veinte del siglo pasado en la escudería Alfa Romeo corría Ugo Sivocci (1885-1923), uno de los mejores pilotos de la época y una de las leyendas del automovilismo. Su pericia al volante llevaba pareja la camaradería con mecánicos y compañeros y una simpatía espontánea, pero para su desgracia le faltaba “la suerte de los campeones”. Ese punto de suerte que inclina la balanza de la victoria hacia el lado oportuno.
 
Para solventarlo, Sivocci mandó pintar en el interior de un cuadrado blanco un quadrifoglio –en italiano, cuatro hojas- verde en la parte delantera de su bólido. La casualidad quiso que el 15 de abril de 1923 el piloto consiguiese su primera victoria y que el trébol de cuatro hojas se convirtiese en el amuleto de la escudería.
 
Desgraciadamente, unos meses después Sivocci estaba en el circuito de Monza probando su bólido cuando perdió el control en una curva y acabó falleciendo. Esta inesperada muerte reforzó la leyenda del trébol y la escudería, ya que el coche de Sivocci no llevaba pintado el quadrifoglio en esa ocasión.
 
Alfa Romeo, en homenaje a su piloto, decidió reemplazar el cuadrado blanco que albergaba el trébol por un triángulo del mismo color, una metáfora con la que se pretendía resaltar la pérdida de uno de los pilares de su equipo.