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espectáculos

¿De qué murió Javier Solís?

Agencia | 23/04/2018 | 15:05

La inconfundible voz de Javier Solís sonó simultáneamente en todas las estaciones de radio en México cuando se informó que el intérprete había muerto. 
 
Su fallecimiento, el martes 19 de abril de 1966, fue sorpresivo, apenas tenía 34 años de edad y disfrutaba del éxito gracias a la prodigiosa voz que lo coronó como "El Rey del bolero ranchero". 
 
En las páginas del miércoles 20, este diario informó que uno de los ídolos más grandes de la canción mexicana había muerto un día antes a las 5:30 horas a consecuencia de una operación en la vesícula biliar. 
 
Seis días antes de su muerte, el cantante fue internado en el Hospital Santa Elena, en la colonia Roma, para operarse de la vesícula biliar, pues ya le habían detectado piedras. 
 
Debido a que se agravó su estado de salud, tuvo que ser intervenido; la cirugía salió aparentemente bien, el 18 de abril, sus estudios no mostraron algo negativo y se esperaba que pronto se le diera de alta. 
 
Sin embargo, la madrugada del 19 todo cambió, a Solís se le prohibió beber agua (debido a que después de cualquier cirugía, los medicamentos que se suministran durante ésta, impiden el buen funcionamiento del estómago y el intestino) pero en un descuido, el intérprete desobedeció. 
 
De acuerdo a su acta de defunción, Solís falleció por un fallo cardiaco a consecuencia de un desequilibrio electrolítico, producido por la colecistectomía (procedimiento quirúrgico para extirpar la vesícula biliar). 
 
Este periódico publicó, el día del entierro, la declaración de uno de sus familiares, quien contó que había muerto sentado después de un largo suspiro. 
 
Cuando se cumplieron 19 años de la muerte de Javier Solís, El Universal entrevistó al doctor Manuel Trillanes, médico homeópata que por años le curó la vesícula a Javier con "chochitos". 
 
EL UNIVERSAL recuerda que Solís desobedeció la orden del médico Salvador Subiria, quien lo operó; a pesar de que no debía tomar líquidos, el intérprete se acabó una jarra de agua de limón aprovechando el descuido de la enfermera "cuando se volvió a poner grave confesó lo que había hecho". 
 
Para muchos, Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís conformaron la tercia de reyes de la música mexicana. 
 
Solís probó su talento en varios oficios: panadero, mecánico, y carpintero, y llegó a trabajar como empleado de una carnicería. Era amante de los deportes, desde pequeño dedicó tiempo al futbol, beisbol y box. 
 
Su muerte significó el fin de una era en la música mexicana.