Algunos autos híbridos son muy especiales, y desde luego el Ioniq de Hyundai lo es: un bólido que luce distinto al resto, y nos recuerda que estamos ante uno de los modelos más avanzados del mercado en materia de eficiencia. No es un sedán, tampoco un hatchback. Es simplemente un capricho de diseño que le ha conferido una silueta que lo ayuda a dirigir mejor el aire, a tener menos arrastre aerodinámico y, por ende, cortar el viento como si fuera una flecha.
El frontal es más convencional y gana elegancia con iluminación de LED en los faros principales y en las luces de niebla. Unas finas líneas en azul denotan su origen distinto, mientras que en el interior nos sigue remarcando que es de otra estirpe. Los detalles, como el volante que emerge de la parte central, el tablero digital y los gráficos que nos indican nuestra eficiencia de manejo o qué parte del tren híbrido impulsa al auto, le otorgan un toque exclusivo.
Este bólido es impulsado por un motor de 1.6 litros a gasolina que genera 104 HP, unido a un propulsor eléctrico de 43 hp, que juntos entregan 139 caballos de fuerza a las ruedas delanteras mediante una transmisión automática de doble embrague y seis velocidades. Según datos de la firma coreana, el rendimiento promedio de combustible ronda los 25 kilómetros por litro, mientras que la velocidad máxima del vehículo es de 185 km/h. Hyundai asegura que a baja velocidad el sistema da prioridad al uso del motor eléctrico, mientras que cuando necesitamos mayor empuje, ambos propulsores se unen para mover al auto.
La dinámica de manejo no es muy distinta a la de un auto normal, sin embargo, esa fuerza extra del motor de baterías se nota cuando aceleramos a fondo; al tiempo que el paquete de pilas le da un poco de peso extra al eje trasero, por lo que gana estabilidad y proporciona diversión al volante.
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