Filántropos alemanes vuelven a donar alimentos a extranjeros

La iniciativa filantrópica para la repartición de alimentos a quienes son pobres volvió a incluir a extranjeros entre sus beneficiarios. La exclusión de ese grupo hace dos meses fue objeto de un intenso debate público en Alemania.

El argumento que dio fue el notable incremento de personas de origen no alemán que recurrieron a este servicio de beneficiencia, mientras que alemanes pobres se quedaron con las manos vacías.

Con una publicación en su web, la asociación Essener Tafel anunció los nuevos criterios que deben cumplirse para recibir alimentos de forma gratuita.

La nacionalidad ya no es relevante. Desde el 10 de enero pasado y durante tres meses esta asociación con fines humanitarios estuvo en el punto de mira y de debate en Alemania, porque rechazó dar alimentos a extranjeros.

Incluso la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, hizo comentarios críticos contra esa medida. El 9 de marzo por fin se encontró una solución. Los nuevos criterios para el reparto de alimentos no dependerá más del pasaporte que tenga la persona.

A partir del próximo miércoles 11 de abril estos nuevos criterios pasarán a ser efectivos. Se espera que esta novedad genere colas y visitas masivas a las oficinas de la asociación en Essen, en el oeste del país.

Con esta nueva norma se establecerán prioridades: mayores de 50 años, discapacitados, madres o padres solteros y familias con menores de edad, son quienes tienen prioridad. La nacionalidad no es más un criterio de selección.

La organización está localizable en 12 puntos de distribución de alimentos en Essen. También tiene cocinas públicas para la repartición de comida caliente al mediodía, así como albergues para indigentes y drogadictos, escuelas y jardín de niños, y ayuda para jóvenes que han crecido en barrios sin recursos.

El número de beneficiarios de esos servicios gratuitos es de alrededor de 16 mil a la semana, de acuerdo a sus propios informes. Quienes ayudan a la selección y reparto de alimentos son voluntarios que no cobran por sus servicios.

Al margen de la distribución de bolsas de comida, cuyo contenido y cantidad es arbitrario, a gente que tiene pocos ingresos o que se encuentran en extrema pobreza, Essener Tafel también ofrece comidas en sus dependencias y en puntos especialmente conflictivos de la ciudad, y ayuda a los sintecho.

El contenido de las cajas y/o paquetes de comida es arbitrario porque se reparte lo que ha sido donado o lo que se puede pagar con los donativos que la iniciativa recibe. Muchos de esos alimentos proceden de lo que que desechan los supermercados porque están por caducar o ya no son tan frescos que atraigan a quien los compre, pero todo está en buen estado.

En Essen el 10 por ciento de los alimentos es deshechado y la iniciativa los recoge para sus centros caritativos.

Según la empresa de estadísticas de Statista, en 2016 había un 19.7 por ciento de pobres o de excluidos socialmente en Alemania.

Para determinarlo, se utiliza como parámetro que la persona reciba menos del 60 por ciento de la media de ingresos. Traducido en euros, quien cuenta con menos de 12 mil 726 euros (15 mil 674 dólares) anuales, se contabiliza como pobre o en peligro de exclusión social.

Una persona soltera que cobre menos de 917 euros netos (mil 129 dólares) al mes se considera pobre, si es una madre soltera el límite es de mil 192 (mil 468 dólares), en el caso de una familia con hijos, la pobreza se sitúa entre los mil 978 y los dos mil 355 euros netos mensuales (entre dos mil 436 y los dos mil 900 dólares).

En estos casos hay un debate abierto sobre si estas personas pueden o no considerarse pobres. Neto significa en Alemania que es el dinero que le queda a la gente en el bolsillo cuando se descuentan impuestos y las contribuciones para la previsión social.

Los niveles de pobreza en Alemania han aumentado notablemente entre los pensionistas y jubilados: desde 2005, la cuota de pobreza entre este sector de edad se ha elevado un 49 por ciento.