Pedro Cervantes Roque | 07/04/2018 | 00:08
NO SE TRATA, CIERTAMENTE, DE la habilidad personal de dos presidentes para sacar adelante sus respectivos compromisos políticos en sus países. En realidad viven circunstancias distintas por un motivo común: la migración internacional. Trump intenta recolocarse en la aceptación de sus connacionales con actitudes poco responsables pero tal vez efectivas para su intento de recuperación en el ánimo del electorado de su país. Peña simplemente se coloca en el papel de presidente para exigir respeto a la dignidad de los mexicanos que no están de acuerdo con tener en el norte una frontera militarizada.
EL CAMINO SEGUIDO POR EL presidente norteamericano para piruetear en la escena política de su país al contabilizar más desaciertos que aciertos en la consideración de sus coterráneos, le ha conducido a frecuentes desencuentros con líderes de otros países con un saldo verdaderamente desastroso en lo político. Lo mismo con Australia que con Rusia o con Corea del Norte, el gobierno norteamericano encuentra fácilmente la ruta del conflicto y trata de demostrar que tiene razón… echando culpas a los demás sin aceptar que son suyas.
LA MILITARIZACIÓN DE LA frontera con México se considera en el plano internacional como una muestra de desafecto y tal vez como una provocación por motivos considerados insuficientes. El avance de una caravana de migrantes centroamericanos a través de territorio mexicano sería un pretexto norteamericano para justificar la militarización de su frontera, pretextando que el grupo en marcha es representativo de una amenaza que poco a poco se traslada del centro del continente a los Estados Unidos, atraído por las mejores condiciones de vida.
LA ACTITUD DE TRUMP fortaleció el liderazgo del presidente mexicano porque nuestro país atraviesa por un periodo electoral que agudiza las diferencias internas respecto a temas políticos, económicos y sociales, pero no al extremo de la desunión en casos como el que propicia el gobierno norteamericano en México.
ESTIMULA LAS FIBRAS nacionalistas de los mexicanos y coloca a la población en disponibilidad de atender cualquier llamado presidencial, como si estuviéramos en un caso de emergencia. Las consideraciones de Trump no van más allá de calcular las reacciones inmediatas porque se siente seguro de disponer de recursos diplomáticos para aliviar cualquier conflicto entre vecinos.
NO OBSTANTE NO EXCEDER LOS parámetros del respeto y la decencia, el gobierno mexicano estima conveniente señalar al presidente norteamericano su rechazo a los ataques y agresiones que recibe el país y al mismo tiempo reclamar un trato distinto en todos los niveles de la relación entre ambos gobiernos.
El Senado de la República, parte del Poder Legislativo federal que se encarga de vigilar y orientar las relaciones internacionales de México, ha expresado su deseo de que nuestro país dé por concluidos sus compromisos con Estados Unidos en materia de colaboración en la lucha contra el tráfico de drogas y en otros campos de la colaboración internacional que ambos países han sostenido por más de un siglo.
IMPOSIBLE DESESTIMAR LOS resultados de la colaboración entre México y Estados Unidos, pero tampoco puede salvarse el hecho de que el vecino pretenda condicionar el trabajo conjunto a su instrumentación a partir del deseo de echarle la culpa a México por lo que no ha podido arreglar en su vida interna.
@pedrocervantesr