Lupillo González | 27/03/2018 | 01:35
¿Conoce usted algún gobernador, alcalde, diputado o funcionario público de San Luis Potosí que este preso por actos de corrupción? La impunidad ha dañado terriblemente a las instituciones y ha provocado que la corrupción crezca, ya que la impunidad es una abierta invitación para hacer las cosas mal.
La lucha de manera formal contra este cáncer social apenas comienza en nuestro querido estado y en nuestro México mientras en otros países de nuestro propio continente nos ponen el ejemplo.
La corrupción crea incertidumbre y esta a su vez es una traición a la confianza, disminuye la legitimidad del Estado y la estatura moral de los mandatarios en los ojos de la población.
El soborno y la corrupción conducen a otras formas de delincuencia.
Para entender que grave es el problema de la corrupción, el 79% de los mexicanos perciben a la corrupción como un problema mayor a otros fenómenos como el desempleo y la pobreza. El primero es, desde luego, la violencia pero el segundo es la corrupción.
Si no existe castigo la tentación para llenarse los bolsillos de dinero público será constante. Es por eso que no se puede entender porque los diputados locales de San Luis Potosí se han convertido en cínicos y al parecer ya no tienen límites. Ahora que detonó un nuevo escándalo llamado el #MochesGate donde los “legisladores” en el 2017 destinaron mediante gestiones con el Gobierno de Carreras supuestamente cerca de 57 millones de pesos a un selecto grupo de ayuntamientos entre los que de forma por demás extraña destaca Ciudad Maíz, siendo este el más beneficiado con casi 20 millones de pesos. ¿A qué se debe tanta bondad a un solo municipio? ¿Qué tienen en común los ocho diputados que fingen convertirse en almas caritativas para gestionar millonarios recursos?
Si todo lo anterior ya generaba demasiadas suspicacias y dudas, cuando se visitaron estás obras de forma física en Ciudad del Maíz la respuesta llega a ser asombrosa. Obras fantasmas, a medio terminar o la gran mayoría solo maquilladas cuyo valor real es diametralmente opuesto a lo que los diputados aseguran haber destinado. Aquí no hay gato encerrado, es toda la manada de leones hambrientos que se reparten los recursos públicos a diestra y siniestra, en la total impunidad.
Sé que se está preguntando el por qué los diputados y alcaldes retozan alegremente en la pradera de la impunidad y que no exista ningún organismo fiscalizador y de justicia que hagan su trabajo. ¿Quién cree usted que nombra al titular de la Auditoría Superior del Estado, al Fiscal General y al Fiscal Anticorrupción (por cierto hijo de un diputado) ? precisamente los propios diputados, por lo tanto su votó les dio una especie de inmunidad.
El San Luis de los Moches debe terminar ya, el combate a la corrupción debe ser en serio y dejar la simulación enterrada para siempre. La impunidad es la invitación perfecta para robar. Cuando empiecen a existir sanciones y los culpables tengan los castigos que marca la ley las cosas van a cambiar. Quien quiera salirse del margen de la ley lo pensará dos veces.