Por increíble que parezca, en los últimos días se han reportado asaltos con lujo de violencia a mujeres que tienen un factor en común: una larga y hermosa cabellera. Este tipo de robos se caracterizan por someter a las víctimas y raparlas con el objetivo de vender en el mercado negro el pelo.
Colocarse unas extensiones completas o comprar una peluca de cabello natural, pueden llegar a costar -dependiendo de la calidad y largo- entre ocho y 12 mil pesos.
Recientemente, 20 alumnas y dos maestras fueron sometidas en la telesecundaria “Vicente Suárez” ubicada en el estado de Guerrero por un grupo de hombres armados -aún sin identificar- quienes después de despojarlas de sus pertenencias, les cortaron el cabello.
Si bien este no es un crimen nuevo, sí es poco frecuente que ocurra. El año pasado en la India 50 mujeres denunciaron haber sido agredidas por hombres que las trasquilaron.
Otros de los casos que fueron muy sonados en los medios de comunicación ocurrieron durante el año 2013 en Venezuela, donde un grupo llamado Los Pirañas se dedicaban a cometer este delito a punta de pistola.
Finalmente, debido a que es imposible saber si el cabello que se vende fue adquirido de manera legal, este tipo de delito continúa impune.
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