Con motivo de las celebraciones del Día de la Commonwealth, Meghan Markle coincidió por primera vez este lunes 12 de marzo con Isabel II en un acto oficial.
La Familia Real al completo asistió a una misa en la Abadía de Westminster en Londres y Meghan, como prometida del Príncipe Harry, se ha unido a ellos; debutando junto a la Reina.
Aunque también estuvieron la Reina Isabel, el Príncipe de Gales, la Duquesa de Cornualles, los Duques de Cambridge, el Duque de York, la Condesa de Wessex, la Princesa Real, la Duquesa de Gloucester y la Princesa Alexandra, todas las miradas se posaron sobre el Príncipe Harry y Meghan Markle.
Para esta decisiva ocasión, donde ya se sabía con antelación que muchas de las miradas iban a estar puestas en ellas, la actriz estadounidense se ha decantado por un look diseñado por Amanda Wakeley a base de vestido azul marino de largo midi y abrigo sesentero de color blanco a juego con una divertida boina para ajustarse al dress code con personalidad (según el protocolo de este tipo de eventos religiosos, las mujeres han de llevar la cabeza cubierta).
En rigurosa armonía cromática, unos tacones de un tono idéntico al del vestido y cartera de mano también en azul oscuro completaban su estilismo. Sobrio y elegante, pero no aburrido.
¿Otro detalle en el que fijarse? Precisamente, el hecho de que Meghan Markle haya elegido el color azul, símbolo de la Commonwealth, para su outfit. Algo en lo que ha coincidido con su futura cuñada, Kate Middleton (vestida de marino de la cabeza a los pies). Un maquillaje de día natural y favorecedor con blush tostado, máscara de pestañas negra y brillo de labios transaparente hacía el resto.
A falta de apenas dos meses para su boda con el Príncipe Harry, que tendrá lugar el próximo día 19 de mayo en la Capilla de Sant George del Palacio de Windsor, Meghan y su imagen (que va más allá del mero atuendo para expresar un montón de cosas sin palabras) se van incorporando poco a poco a la agenda de su nueva vida.
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