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Habría que evitar que un déspota se disfrace de demócrata

Jaime Chalita Zarur | 24/02/2018 | 01:47

Habría que evita que un déspota se disfrace de demócrata, cada tanto a años para hacerse elegir
 
Mario Vargas Llosa.
 
Con tres candidatos rumbo a la presidencia de nuestro Pias, queda la recta final sumida en estas ínter campañas políticas de donde es muy complicado saber para qué sirve cada una de sus partes pues desde siempre es lo mismo.
 
¿De que han vivido estos personajes de la política? ¿De dónde ha cobrado su sueldo? Preguntas que no se responden y que si se hacen suena a insulto en contra de ellos. Así han quedado definidos estos y, otros puestos de elección, de los cuales algunas listas de diputados federales y senadores serán impugnados por aquellos que se quedaron fuera de la jugada y desde luego del sueldo que pagamos los ciudadanos. La pelea será a morir.
 
El populismo, está para salvar esto y más, este ejercicio electorero que es la negación del progreso individual que sirva a la sociedad en base a la conciencia del amor a la Patria a la cual pertenecemos. La búsqueda del bien común y no, solo personal, es imperativo para el crecimiento de nuestra República. Caer en el populismo es el camino seguro para destruir cualquier democracia.
 
En una República en donde existe la interacción y la interdependencia de unos a otros, debe prevalecer el interés común, el progreso de todos, pues solos así se entiende una nación cualquiera, que pueda tener éxito en el cuidado y progreso de sus gobernados. Hoy pareciera que, la lucha de sobre vivencia es entre y, en contra de nosotros mismos.
 
El populismo es la trampa que algunos políticos utilizan y, manipulan para jugar con las pasiones, ilusiones e ideales de las personas para ir prometiendo lo que nunca se va a cumplir y, así, accesar al poder, para cuando se logra echar las culpas al pasado y no cumplir, alejándose de toda acción lógica o, razonable en la toma de desiciones. La esclavitud de la necesidad es el mercado de quienes lucran con las personas que la padecen.
 
Pan y circo desde la época Romana de su dominio, entretener al pueblo con minucias, para robar y hacer de las suyas, es el camino que quieren recorrer muchos en tiempos electorales si, pero igual, en sostenerse en el poder. Las reelecciones de muchos descarados, está a la vuelta del tiempo y, muy cercano ya. Es el elector quien premia o castiga. Después no se vale quejarse cuando los incumplimientos lleguen.
 
¿Ojos por ojo y diente por diente ? O, pon la otra mejilla. Es la historia de la política que practican quienes quieren accesar al poder de la representación mexicana. Engaños y mucho más de ello es lo que hemos visto y hemos dejado que nos hagan. La sociedad debe de recomenzar encontrando caminos que nos unan entre quienes sufrimos el yugo político de otros, buscando nuestro bien estar, fundado en una conciencia colectiva de bien. ¿Utópico? Podría ser, pero si no se sueña, no se despierta nadie.
 
Populismo, igual a enajenar las mentes de los demás, esclavizando a las personas vulnerables a la limosna de multitudes y que asegura la opulencia de unos cuantos, para escamotear, lo que mediante el trabajo, en legítimo derecho le corresponde a los demás: ser productivos y, a través de ello, accesar a la riqueza de este gran País.
 
Los pobres aumentan como un ejercicio de necesidades que no terminan, para ser asegurados en las próximas elecciones y que voten por quienes les dan limosnas electorales, el cometido de gobernar, así, no se cumple.
 
Educación, vivienda, salud, habitación, seguridad, vida libre de violencia para mujeres y, para hombres, niñas, niños, jóvenes, maduros, estado de derecho, libres de corrupción e impunidad. Mucho más es lo que una República debería garantizar a sus ciudadanos y, es lo que cada campaña política se promete, pero no, se cumple.
 
Las promesas incumplidas deberían ser, para quienes gana alguna representación, motivo de castigo, ir a la calabozo, sería lo correspondiente. Aquello de promocionarse con el "voy a meter a la carcel a quienes han robado al pueblo y no me temblara la mano" es altamente redituable, pero jamás se cumple. Por ello tendrían que pagarse el engaño electorero.
 
Es sabido que los mexicanos estamos inconformes, indignados y alzamos la voz en contra de tantos abusos en contra de quienes se han enriqueciendo ilícitamente en especial en contra de políticos que brincan de un lado a otro, con tal de seguir viviendo del dinero público y hacer negocios con nuestra vida pública.
 
Hoy más que nunca está en juego la incertidumbre. Jugar al mismo o, arriesgar al nuevo, es lo mismo, quedarán a deber fundamentalmente en nuestras vidas libres, en nuestra libertad, en nuestra propiedad privada.
 
@jaimechalita