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La vida de los primeros “marcianos” en un volcán de Hawai

Agencia | 23/02/2018 | 13:09

En el año 2000 Antonio Hernández dirigió El Gran Marciano, película poco recordada (con motivo) en la que los 14 concursantes de la primera edición de Gran Hermano eran sometidos a una gigantesca broma: les hacían creer que habían descubierto una nave espacial con vida extraterrestre en su interior. La película ha sido olvidada por casi todo el mundo (excepto por los grandes fans del programa), pero su título podría haber sido utilizado por la NASA para bautizar uno de sus experimentos más ambiciosos, el HI SEAS. La osadía de esta ridícula comparación viene a cuento porque los protagonistas de este proyecto son aislados y obligados a convivir varios meses juntos en un espacio reducido; y su objetivo también tiene que ver con la posibilidad de encontrar vida en otro planeta, Marte para ser más exactos.
 
HI SEAS es el acrónimo inglés de Hawaii Space Exploration Analog and Simulation (Hawái – Análisis y Simulación de Exploración Espacial), una misión que comenzó en 2012 y en la que varios investigadores simulan la vida en Marte en una de las laderas del volcán Mauna Loa, en la isla de Hawái, a 2.500 metros de altitud. Este peculiar enclave ha sido elegido porque las condiciones geológicas del lugar son similares a lo que conocemos del Planeta Rojo. Las tripulaciones que pasan por HI SEAS permanecen en el centro entre cuatro meses y un año, y los perfiles de los integrantes son muy variados. La última, que abandonó el lugar en septiembre del presente año después de haber pasado ocho meses allí estaba compuesta por dos mujeres y cuatro hombres, mayoritariamente formados en ingenierías (aeroespacial, informática, astrobiología, de sistemas o agrícola). Su función durante el tiempo que pasan en Mauna Loa es reproducir de la forma más fidedigna posible cómo sería la vida y la exploración en Marte.
 
Establecer una base en el Planeta Rojo es un proyecto cada vez más cercano a la realidad. Pero su consecución no solo encierra una gran complejidad respecto a las tecnologías que serán necesarias para lograrlo. Cierto que es imprescindible construir las naves que nos trasladen hasta allí y levantar un hábitat seguro, pero estos factores, terminarán por solventarse en un tiempo relativamente corto. El siguiente problema que se debe resolver es cómo afectará a los seres humanos una estancia tan prolongada en ese entorno. Y esta es una de las cuestiones básicas que se abordan en HI SEAS: las condiciones aisladas de la misión, que incluyen 20 minutos de comunicación diferida y autosuficiencia parcial, han sido diseñadas para ser similares a las de una misión de exploración de superficie planetaria. Las rutinas diarias incluyen la preparación de alimentos, el ejercicio, la investigación y el trabajo de campo. No menos importante es la monitorización de la salud de los miembros de la tripulación y sus reacciones psicológicas frente a las dinámicas de grupo, el trabajo en equipo y la convivencia prolongada.
 
Bill Wiecking, director técnico de HI SEAS, está convencido de que esta misión resultará crucial en una futura colonización de Marte que se antoja más cercana de lo que pensamos: “Creo que gracias a nuestra simulación podríamos tener a seis personas viviendo en una cúpula de ese tamaño en Marte con los recursos que les hemos dado. Creo que lo conseguirían, de verdad lo creo. Llevar la carga a Marte es el menor de sus problemas”