San Luis Potosí, SLP.-El Arzobispo de San Luis Potosí, Jesús Carlos Cabrero Romero, hizo algunas recomendaciones a las familias potosinas para acercarse más a la fe en Cristo, esto en su colaboración semanal titulada "La familia y la fe", que se publica este domingo en el Semanario "La Red" de la Arquidiócesis Potosina.
Destacó que en cada momento de la vida se tiene una oportunidad para valorar la experiencia de la fe, por este motivo deseó que se dé verdadera importancia a este don que se ha recibido desde el bautismo y que permite entrar a participar en la vida del Señor Jesús y su misión, "seguir cultivando la fe para que por medio de ella nos impulse el Señor a llevar y dar un testimonio vivo de la presencia del Señor en nosotros y de nosotros para nuestra familia y todo nuestro entorno".
Por ello consideró que para vivir el amor hace falta fundarlo todo en la experiencia de Cristo, es decir, Jesucristo es la clave para vivir todos los elementos de este anhelo en la vida de la iglesia, en la fe, y la esperanza que nos sostiene, no sólo como católico sino para toda persona de buena voluntad que desee experimentar esta dimensión de fe. Entre los muchos caminos que existen para cultivar la fe en familia está la oración y la experiencia del discipulado que aprende del maestro la vida según las enseñanzas de Cristo.
Cabrero Romero indicó que la familia en su conjunto puede encontrar un momento al día para leer una parte del Evangelio, no se trata de una lectura simplemente informativa se trata de preguntarse qué quiere decir Cristo con este texto y cómo ilumina la vida. Señaló que la caridad debe ser el criterio para lo que uno hace y para lo que uno deja de hacer, pues no hay verdadera vida cristiana allí donde no haya comunicación. Hay una vida cristiana allí donde cada uno renuncia al "yo", cuando aprende a despegarse de lo material para abrirse confiadamente a la Providencia del Padre de los cielos.
Para concluir mencionó que aprender lo anterior resulta clave para lograr una familia auténticamente cristiana, para vivir la fe en la familia, pues esto no se logra si se tienen rencillas, malas palabras, afición por el dinero, o críticas continuas a otros familiares y conocidos.
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