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Códigos QR comestibles, la medicina del futuro

Agencia | 11/02/2018 | 00:58

En el último siglo, los investigadores han reinventado el ejercicio de la medicina y con ello, han descubierto cómo los organismos pueden responder de manera diferente a ella.
 
Sin embargo, el método de producción de alimentos ha quedado rezagado, pues todavía se utiliza un sistema de fabricación en masa. Ante esto, muchos de los pacientes que tienen una enfermedad determinada obtienen el mismo producto con la misma cantidad de un compuesto activo.
 
Ahora, gracias un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Copenhague junto con la Universidad Åbo Akademi (en Finlandia), se ha desarrollado un nuevo método para producir medicamentos. Este se basa en la creación de medicamentos personalizados que se administran a través de códigos QR comestibles.
 
Los códigos QR (Quick Response Code o Código de Respuesta Rápida)  son un código de barras bidimensional que almacena datos codificados. Este tipo de compilación surgió en 1994 en Japón. Son cada vez más frecuentes (en carteles, revistas, etc) y, por lo general, se han utilizado como enlaces a páginas webs, a las que podemos acceder mediante nuestro dispositivo móvil inteligente.
 
Según Natalia Genina, profesora asistente del departamento de Farmacia y autora del protecto, "esta tecnología es prometedora, ya que el medicamento puede dosificarse exactamente de la manera que usted desea. Esto brinda la oportunidad de adaptar el medicamento de acuerdo con el paciente que lo recibe".
 
En su investigación, los científicos han utilizado un material comestible blanco para crear los medicamentos y, sobre su superficie, han aplicado el fármaco en cuestión para finalmente imprimir en él un código QR.
 
Este elemento contiene toda la información relacionada con el fármaco, de manera que resulta muy sencillo consultar su composición, evitar equivocaciones en la administración y verificar la autenticidad de los compuestos que se toman.
 
Un código a prueba de fraudes
 
Una de las muchas ventajas que presentaría la implantación de este sistema es, entre otros, la posibilidad de evitar el consumo de medicamentos con algún tipo de fallo o directamente, falsificado.
 
Los códigos de barras tradicionales tienen una menor capacidad de recopilar información y pueden ser fácilmente copiados y falsificados. La Organización Mundial de la Salud ya ha calificado este fraude como una amenaza creciente. La OMS demostró además, que se falsifican tanto productos para el tratamiento del cáncer como simples analgésicos que pueden intoxicar a la persona y poner en riesgo su salud.