Para quienes son asiduos visitantes del Centro Histórico no es una noticia nueva, sin embargo para quienes tienen poca oportunidad de acudir al primer cuadro de la capital potosina, saber que 10 segundos son suficientes para que te despojen de tu patrimonio puede parecer una exageración, pero es completamente cierto.
Horas de oscuridad, las más peligrosas
Aunque el robo a transeúnte ocurre a cualquier hora del día, es en las primeras y las últimas horas cuando tales abusos son más frecuentes e impunes.
El número de pandillas que asolan el primer cuadro capitalino no ha disminuido y su modus operandi es el más antiguo y sencillo: detectan a su víctima, se acercan corriendo, empujan al incauto y es en este momento cuando lo despojan de su patrimonio.
Todo en 10 segundos que pueden alargarse a 15 si es que la víctima opone resistencia, pero nunca tanto como para esperar la llegada de los agentes de policía. Y es que además nunca hay agentes en las zonas de mayor robo a transeúntes. Nunca.
Los números no mienten
De enero a noviembre de 2017, 694 ciudadanos denunciaron haber sido víctimas de robo con violencia cuando caminaban por la calle. Pero 276 capitalinos denunciaron haber sido despojados de sus pertenencias sin violencia.
Esto significa que cada uno de 334 días contabilizados, 2.9 personas denunciaron haber sido víctimas del delito de robo a transeúnte.
Las escalofriantes cifras negras
Pero estas cifras solo muestran el número de personas que acudieron a presentar una denuncia.
La cifra negra ha sido estimada por los Semáforos Ciudadanos en 90 por ciento, conservadoramente, lo que significaría en términos reales que diariamente son 290 los potosinos atracados en el Centro Histórico.
Mercados y Eje Vial, lo más expuesto
Pero ¿dónde operan estos impunes delincuentes? Principalmente en la zona de los mercados y las paradas del transporte público.
El Eje Vial también es un coto de caza de estos hampones que suelen llegar en bicicleta luego de detectar a sus víctimas.
Los oídos sordos de la autoridad
De poco o nada han servido los llamados de las organizaciones de comerciantes a las autoridades para que se incremente la seguridad en la zona de los mercados, porque jamás han sido escuchados. Así, en 10 segundos usted o algún miembro de su familia pueden ser despojados de sus pertenencias sin que haya cerca a quien gritar pidiendo auxilio, porque para cuando reaccionen, los delincuentes ya se habrán ido y la víctima jamás podrá reconocer a su victimario, por lo que aún si acuden a presentar la formal denuncia, solo podrán decir que una persona (no saben si hombre o mujer) pasó corriendo y los despojó de teléfono celular o bolsa.