Dignos de reconocimiento vienen a resultar todos los que se apuntaron como precandidatos del PRI para diputados locales, primero, por pretender alcanzar uno de los cargos de elección más repudiados por la gente y de los que cargan con el mayor desprestigio desde hace varias legislaturas, además de que de lograr la candidatura participarán en la elección tradicionalmente despreciada en alto grado por el electorado pues es la que registra un altísimo nivel de abstencionismo que normalmente supera el 50 por ciento.
Asimismo, merecen un premio en virtud de que tendrán que exprimir al extremo los sesos para confeccionar sus discursos de propuestas si vemos que, de las que podrían echar mano en su mayor parte, fueron utilizadas en sus respectivas campañas electorales casi todos los diputados locales actuales que participaron en las elecciones del 2015 cuando realmente casi todas ya fueron satisfechas.
Por ejemplo, los nuevos candidatos al congreso del estado ya no contarán con el argumento de promover la desaparición del fuero de los legisladores pues desde el año pasado les fue retirado ese escudo protector contra las acciones legales, no sólo a los diputados sino que con el impulso del gobernador Juan Manuel Carreras tal exigencia ciudadana fue satisfecha con la aprobación de la famosa ley 3 de 3 que abarca la declaración patrimonial, la de conflicto de intereses y la fiscal en una de las acciones de mayor relevancia en pro de la transparencia que se ha dado.
Por otro lado, tampoco tendrán la opción de ofrecer apoyar la incursión de las mujeres en la política en atención a que las reformas electorales ya garantizan la equidad de género lo que reafirma hechos como la obligatoriedad para el PRD de que su candidata a la senaduría sea una mujer y que el resto delos partidos reparta las candidaturas por partes iguales entre ambos géneros.
Para colmo ni la oportunidad tendrán como lo hicieron los diputados que están, de hacer la promesa de reducir sus ingresos salariales o percepciones por otros conceptos en atención a que, en ese orden, las cosas no han cambiado y no cuentan con elementos o facultades para que esta ocasión los electores se las crean.
En esa línea de posibilidades de compromisos de campaña, los futuros candidatos ni modo que se comprometan a respaldar las estrategias contra la inseguridad pública si está a la vista que se trata de un problema en cierto modo incontenible por el crecimiento de la delincuencia.
Como remate a sus complicaciones para el diseño de sus compromisos de campaña, ni modo que ofrezcan a los ciudadanos presionar a las autoridades municipales para que intensifiquen su trabajo de tapado de baches cuando todo mundo sabe que no hay dinero que alcance para desaparecer los escenarios lunares que luce la ciudad por casi todos los rumbos.
