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Corrupción, cáncer de la sociedad

Lilia Quevedo | Plano Informativo | 20/01/2018 | 02:11

Es común que la corrupción sea comparada con una enfermedad que ataca el sistema inmunológico de los seres humanos. Por años se han encontrado similitudes entre el cáncer y la corrupción. Así como el cáncer puede hacer metástasis y provocar el deterioro de varios órganos vitales; la corrupción ataca todo un sistema social y político. Asociaciones civiles potosinas han manifestado que mientras no se ataque la corrupción, no se avanzará en la salud pública, seguridad, educación y desarrollo social.
 
Juan Mario Solís Delgadillo, politólogo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), señaló que la sociedad es hipócrita al no reconocer que el problema inicia desde los núcleos familiares.
 
Las cifras no mienten
 
De acuerdo al Barómetro de Corrupción Global, en su archivo "Corrupción y Gente: América Latina y el Caribe", el 51 por ciento de los mexicanos ha sobornado a algún funcionario público.
 
En el apartado de Índices de Soborno en América Latina y El Caribe, el 51 por ciento reconoció haberlo cometido en los últimos doce meses. 
 
La famosa "mordida", "moche", "pal refresco" o "sobrecito amarillo", forman parte del penoso historial de corrupción del país, el cual no se limita a las altas esferas del poder.
 
¿Donde ocurren los sobornos?
 
De acuerdo al estudio de 2017, los mexicanos están sobornando por un lugar en las instituciones escolares, atención médica, rapidez en los trámites, servicios públicos, favores de la policía y por facilidades en los tribunales.
 
La constancia en los sobornos se distribuye de la siguiente manera: escuela, hospital, documento de identidad, servicios públicos. Estos tienen una incidencia de entre 31 y 40 por ciento.
 
En temas de seguridad, (evitar ir al corralón, perdones de infracciones, salidas de la cárcel), tiene una constancia de entre 21 y 30 por ciento. Y para obtener un beneficio en los tribunales registra entre 1 y 10 por ciento.
 
Sociedad hipócrita
 
"Es una práctica extendida, aceptada y que los mexicanos asumimos que tiene una utilidad; sería bastante hipócrita pensar que solamente los políticos o las personas que están en posiciones de poder político o administrativo son los corruptos, y hay una ciudadanía pura, limpia y bondadosa que es buena y está maltratada, eso se califica como hipocresía", dijo Juan Mario Solís Delgadillo.
 
Explicó que la corrupción es un asunto sistémico: "la sociedad no es tan virtuosa como nosotros creemos, no es tan participativa como nosotros creemos o como nosotros deseamos".
 
Solís Delgadillo dijo que debido al malestar ciudadano surgieron las candidaturas independientes, "falsos discursos de mesías que se consideran intachables y con un alto valor moral".
 
El politólogo consideró que los valores cívicos se deben cultivar desde casa, pues el comportamiento generacional depende de la educación y el ejemplo que se tuvo en la primera institución del ser humano: la familia.