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Onicofagia, el hábito compulsivo que afecta a miles

Agencia | 18/01/2018 | 19:01

La onicofagia es el hábito compulsivo de comerse las uñas. En casos extremos, la persona puede retirarla por completo, dejando una superficie abierta y sangrante y corriendo el riesgo de contraer infecciones en la matriz de las uñas.
 
Adicionalmente, el mordedor compulsivo puede estar tentado a comer o roer la cutícula y la piel de alrededor, provocándose heridas.
 
Si el hábito persiste por mucho tiempo la uña puede llegar a un punto en el que no crece más, quedándose pequeña y ensanchándose el dedo.
 
La onicofagia también produce desgaste y/o caída de los dientes, daño en el esmalte por el repiqueteo constante de un incisivo contra el otro -conllevando a un problema estético ya que las piezas dentales lucen recortadas-, úlceras en las encías –porque los picos puntiagudos de las uñas que pueden estar contaminados-, caries y maloclusión -mal alineamiento de los dientes o a la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí-.
 
Comerse las uñas es para muchas personas una válvula de escape ante problemas como: ansiedad, preocupación, nervios, angustia, estados compulsivos, estrés -laboral, social o educativo-, maltratos, celos, humillaciones, violencia doméstica, cambios en el seno de la unidad familiar, frustración, timidez, etc.
 
Cuando la persona es consciente de que no puede evitar comerse las uñas se siente aún peor, retroalimentando la angustia, bajando más el autoestima y complicando más dejar el hábito.
 
También hay que contemplar la posibilidad de que sea un síntoma de un desorden de tipo mental o emocional por lo que si se vuelve un hábito crónico es necesario buscar ayuda profesional.