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Bebidas azucaradas y contaminación provocan problemas de memoria

Notimex | 14/01/2018 | 15:52

La contaminación por vanadio, de la familia de los metales duros, en combinación con el consumo de bebidas azucaradas, ocasiona daños severos en diferentes órganos, en especial en el páncreas endócrino y el riñón, revela una investigación realizada por Teresa Fortoul y Adriana González, del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina de la UNAM.
 
Aunado a lo anterior, Raida Valencia, alumna de la licenciatura en Medicina, analiza el hipocampo, una estructura del sistema nervioso central esencial para que los procesos de memoria y aprendizaje se lleven a cabo, y halló que con la exposición al vanadio las neuronas se alteran, y que el efecto combinado con bebidas azucaradas hace que su número disminuya, lo que podría afectar los procesos de memoria y aprendizaje.
 
Desde hace algunos años, luego de analizar y comparar fragmentos de pulmones de personas que vivieron en la Ciudad de México en las décadas de los 50 y 80, Fortoul comprobó que, como resultado de la quema de combustibles derivados del petróleo, la concentración de metales como el vanadio en esas estructuras anatómicas había aumentado con el paso del tiempo.
 
La investigación actual, que de alguna manera es una continuación de aquélla, surgió a partir de una pregunta básica: “¿Qué factores inciden para que la población sea más vulnerable a los metales que contienen dichos combustibles?
 
“Entre esos factores están la infancia y la vejez, es decir, los niños y ancianos son más vulnerables, pero también influyen los problemas metabólicos que aparecen con ciertas enfermedades como la diabetes”, explicó González Villalba, quien hizo su tesis de doctorado sobre los efectos del vanadio en la salud.
 
Este elemento químico está presente en el petróleo y pese a los procesos de refinación permanece en los combustibles derivados, como la gasolina. En el caso de la de la Ciudad de México, debido a su altura y a la combustión incompleta de los motores de los vehículos que circulan, se liberan a la atmósfera partículas con vanadio adosado.
 
“Hemos observado que por el efecto hipoglucemiante de este metal, la insulina y el glucagón –hormonas importantes para la regulación de la glucosa– se ven comprometidas en su actividad, tanto en el plasma sanguíneo como dentro de los islotes de Langerhans, estructuras del páncreas que se encargan de producirlas”, explicó Juan Albarrán, alumno de la maestría en Biología Experimental.
 
Además, los universitarios han visto que el vanadio por sí mismo, y en combinación con el consumo de bebidas azucaradas, causa alteraciones tanto en el perfil lipídico como en la glucosa en sangre.
 
Desde 2013, las universitarias estudian en un modelo murino -ratones-, en colaboración con alumnos de licenciatura y posgrado, y con apoyo financiero de la DGAPA en un proyecto PAPIIT, las alteraciones metabólicas causadas por el efecto combinado de dichos factores.
 
Sobre los efectos en el riñón, en muchos artículos existe la controversia de si las bebidas azucaradas lo afectan o no. Fortoul, González Villalba y sus colaboradores afirman que, por lo menos en la especie de ratón con que la que trabajan, el consumo de ésta a lo largo de ocho semanas sí origina alteraciones renales.
 
Además, se percataron de otros cambios mayores cuando esas bebidas se combinan con el vanadio, por ejemplo, se presenta estrés oxidante en las células de los túbulos renales, después algunas de esas células mueren y otras pierden ciertas estructuras importes para que funcionen de manera adecuada, señalan.
 
“Al analizar la orina y cortes en riñón, vimos que los ratones sí presentaban daños. Hay personas que padecen alteraciones renales, pero no tienen claro por qué, y con base en los resultados de nuestro trabajo se puede considerar a la combinación de la contaminación atmosférica con bebidas azucaradas como posible factor para que aparezcan esas alteraciones”, agregó González Villalba.
 
Sobre el estudio de Valencia, que analiza el hipocampo, afirma: “Las neuronas del hipocampo contienen espinas dendríticas que fungen como contacto sináptico. Se sabía que con la exposición al vanadio éstas se ven alteradas, y ahora nos percatamos de que el efecto combinado de vanadio y bebidas azucaradas hace que su número disminuya, lo que podría afectar los procesos de memoria y aprendizaje.
 
“Entonces, quienes están expuestos a éste y otros factores de riesgo serían más susceptibles de padecer alguna enfermedad neurodegenerativa en el futuro”, explicó alumna de la licenciatura en Medicina.
 
Fortoul comentó que si a la alteración metabólica que representa la obesidad infantil se suma el hecho de que los niños de la Ciudad de México viven inmersos en un ambiente contaminado, es probable que en el corto o mediano plazo muchos de ellos tengan problemas de memoria y aprendizaje.