POR SUPUESTO QUE LO QUE importa de las campañas electorales son los resultados. Ordinariamente obtenidos hasta el final de un periodo que los candidatos a todos los cargos de elección en juego, algo así como 3,400 en todo el país, destinan a su promoción y convencimiento del electorado, hacen que no podamos sostener un augurio y confirmarlo sino hasta bien entrada la noche del día de las elecciones, en este año el 1 de julio venidero.
RESULTA SIGNIFICATIVO EL distanciamiento que existe ahora, por ejemplo, entre los resultados de algunas encuestas y las predicciones que alguien puede hacer con base en las conexiones que los aspirantes puedan tener con sus representados. Ello se debe a que los partidos postulan a personajes que son desconocidos por partida doble. La gente no los conoce y ellos no conocen a la gente, elemento sustantivo para llevar adelante cualquier intentona de ocupar un puesto de elección.
TAL SITUACIÓN NOS HA LLEVADO A momentos aparentemente imperceptibles para la población en edad de votar, pero no para los partidos que están conscientes de que no hay otra forma de ganar. Los partidos formulan sus propuestas en base a la buena imagen que un posible candidato proyecta sobre quienes lo ven. La presencia de un candidato importa más que la oferta que pueda presentar ante sus presuntos electores. Es decir, importa más si el candidato o la candidata tienen belleza física que proyectar delante de sus posibles electores, que si lo equipan con las mejores ofertas para desarrollarnos con velocidad inusual.
POR ESO, CUANDO LA ELECCIÓN tiene a un “bonito” o a una “bonita” en sus boletas, el partido postulante se acerca con mayor facilidad al triunfo. Los partidos saben que el recurso de la belleza física está por encima de las ideologías y de cualquier otro aspecto que pudiera ser considerado para una campaña si se quiere triunfar con seguridad. En los casos que no es así, las dificultades crecen.
NO TENGO LA MENOR IDEA DE cuándo podría cambiar la situación, pero en las democracias más avanzadas las propuestas que hacen los partidos son fincadas en ofertas posibles y concretas en tiempos razonables, con objetivos claros y con precisión en las ideas que se pretende impulsar desde el gobierno en cualquiera de sus niveles.
ES POSIBLE QUE EL PRINCIPAL factor de decisión radique en la educación, vista como un equipaje disponible para cualquier individuo en el tiempo inmediato anterior a su acceso a la edad de votar, y también como elemento de cultura que esté respaldado por la seguridad y la confianza de que las decisiones del individuo, expresadas en su voto, sean acatadas sin alteraciones.
SI LOS CAMBIOS EN MÉXICO Y EN nuestro estado en particular, no se dan conforme lo esperado, va a ser difícil que en el futuro tengamos que transformar nuestros procesos electorales en concursos de belleza a semejanza de los más conocidos en nuestro país. Es posible que haya otros elementos que respalden una decisión electoral de los votantes, lo cual no quiere decir que la preferencia por el aspecto físico de los candidatos no esté en la primera línea del juego. Sería conveniente, entonces, que los partidos y las autoridades electorales pongan a consideración de los ciudadanos ofertas combinadas, que paulatinamente crezca la obligación de los aspirantes a responder con claridad a los ciudadanos en un marco de necesidades que permanecen sin modificación hasta ahora.
Y, SI NO FUERA EL CASO, EXÍJANLE a los partidos que hagan ofertas serias, posibles y que realmente produzcan cambios y transformaciones en un país que -a juicio de extranjeros- es inmensamente rico y merecedor de un mejor destino para sus nacionales.