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David Bowie a dos años de su muerte

Agencia | 10/01/2018 | 13:09

Este miércoles se cumplen dos años exactos de la muerte de uno de los grandes próceres de la música contemporánea, dueño indiscutido del concepto de versatilidad, inspiración para músicos y para otros artistas. Hablamos de David Robert Jones, conocido como David Bowie desde fines de los sesenta. El "Camaleón del rock" incursionó en una amplia gama de géneros musicales, como el folk, rock, hard rock, glam, dance, soul, la electrónica, art rock, por mencionar algunos.

Su sello, sin duda, fue su capacidad de reinventarse disco tras disco, adaptarse las corrientes artísticas e imponer tendencia, algo que también supo plasmar con su imagen elevándose, de igual manera, a ícono de un estilo único que otros artistas han tratado de imitar casi al pie de la letra. El también compositor, productor, multiintrumentista, actor, director y artista plástico, falleció a los 69 años, edad que cumplió dos días antes de su sorpresiva partida, provocada por un cáncer de hígado que mantuvo en absoluto recelo y que solo se hizo público con su deceso.

El "Duque Blanco", como también era conocido el intérprete, había editado su último disco Blackstar el mismo día de su cumpleaños número 69, en el que sorprendió explorando nuevos sonidos y con el que estaba diciendo adiós, aunque nadie se dio cuenta hasta ese 10 de enero de 2016, tras 18 meses batallando contra la terrible enfermedad que le quitó la vida. El misterioso título del álbum, además, empezó a cobrar sentido.

La estrella negra (Blackstar) es un tipo de lesión ocasionada por el cáncer. Para la astronomía, el concepto se asocia a la transición entre una estrella que explotó y una zona de espacio-tiempo en la que el campo gravitacional del cuerpo celeste se torna infinito debido a que no es posible determinar ni su peso ni tamaño.

El espacio fue un tema recurrente en las composiciones de Bowie. "Space Oddity", "Starman", "Life On Mars?", son prueba de ello, aunque la referencia directa hacia la muerte es el video de la canción "Lazarus", donde él aparece postrado en una cama de hospital y finaliza entrando a un armario como si fuese un ataúd.

Pero el legado de Bowie, sin duda alguna, va mucho más allá. Desde que alcanzó el éxito en 1969 con "Space Oddity", el joven oriundo de Brixton y de mirada extraña más adelante se convertiría en un provocador con sus múltiples personajes, entre ellos Ziggy Stardust, una estrella andrógina que marcó su época glam rock.

Su imagen de rebelde se potenció con sus múltiples declaraciones contradictorias, su ambivalencia sexual, las drogas, el desenfreno y, por supuesto, sus fascinantes trabajos musicales. "Fame", escrito junto a John Lennon, le permitió abrirse camino en Estados Unidos y, de paso, conseguir el número 1 en las listas de éxitos, así como el álbum Young Americans (1975).

Junto a Brian Eno, entre 1976 y 1979, produjo la "trilogía de Berlín", compuesta por Low, Heroes y Lodger, con la que incursionó en nuevas corrientes musicales de ese periodo, como el postpunk y la cold wave. Con Let's Dance, de 1983, conquistó las pistas de baile, aunque tuvo un recibimiento más bien tibio en 1988 con el grupo Tin Machine.

También tuvo un espacio para el cine, actuando en producciones como "Feliz Navidad, Mr. Lawrence" de Nagisa Oshima, "El ansia" de Tony Scott, "Dentro del laberinto" de Jim Henson, "La última tentación de Cristo" de Martin Scorsese y su recordado y cómico cameo en "Zoolander" de Ben Stiller.

Luego de su fracasado matrimonio con Angie Bowie, unión de la que nació su hijo cineasta Duncan Jones, en 1992 se casó con la modelo somalí Iman, con quien tuvo una hija, Alexandria, y con quien estuvo a su lado hasta el último día de vida. Bowie volvió a su carrera en solitario con el disco Hours (1999), el que estuvo disponible en internet para descarga previo pago.

A inicios de los 2000 editó Heathen (2002) y Reality (2003), trabajos con los que continuó realizando presentaciones y giras hasta que en 2004 un accidente cardiovascular en Alemania lo obligó a tomarse una pausa. Desde ahí en adelante, sus apariciones fueron escasas y raras. Cuando los rumores sobre el deterioro de su salud iban en aumento, en 2013 sorprendió con The Next Day. "Aquí estoy, no precisamente muriéndome", lanzó, aludiendo a la letra de la canción que daba nombre al disco.

Por eso sorprendió con Blackstar en 2016, un trabajo que tuvo una buena acogida de la crítica, la misma que se sorprendió de la partida del genio inglés que dejó heridos a tantos seguidores con su muerte, pero que aún recuerdan la importancia y el legado único de uno de los músicos más prolíficos de los últimos 60 años.

Este año se presume el lanzamiento de un box-set para conmemorar al cantante, como ha sido en los últimos años, sobre su etapa ochentera.