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Sismo lo dejó sin casa, pero no sin fuerza; le llaman Juan Agallas

Agencia | 27/12/2017 | 11:02

De pronto quedó atrapado. Por instinto arrojó a su hija al vacío y después se aventó él desde un cuarto piso. Apenas tocó el suelo, quedó cubierto entre el polvo y pedazos de tabique. El edificio donde vivió 60 años colapsó.

A más de tres meses de perder su casa, luego de sismo del 19 de septiembre de 2017, cuando la naturaleza recordó a los mexicanos su vulnerabilidad, hoy le llaman “Juan Agallas” y forma parte del 74 por ciento de personas en el país que carece de un seguro de vivienda. A sus 65 años, hoy sale a las calles a luchar por recuperar su patrimonio.

Un abrupto movimiento lo hizo saltar de su sillón. Un sonido estremecedor y la repentina alerta sísmica, que esta vez llegó tarde, avivaron un presentimiento de que su edificio no aguantaría un sismo más. “Esto se va a caer”, pensó Juan José Arias, quien gritó a su hija de 19 años para salir de su departamento.

En el camino por el pasillo hacia las escaleras resultaron lesionados por los vidrios que brotaban por todos lados, las grietas se abrían en las paredes y en el suelo de forma inevitable. Estaba en su propia película de acción.

Las escaleras se desplomaron antes de que ellos llegaran; se vieron atrapados, sin salida. Pudo sentir como los pisos de abajo del suyo se cerraban como un acordeón. El techo cedía, cada vez estaba más cerca. Sin pensarlo, desde una altura de unos seis metros, lanzó a su hija como lo haría en un trampolín de alberca; luego lo hizo él.

“Me dio mucho pavor, pánico, porque pensaba que no iba a lograr salir, pues el techo ya se venía abajo; de una altura de dos metros y medio que tenía, ya se había bajado medio metro, porque las paredes se doblaron hacia dentro. Yo pensé que no lo iba a lograr”, relata.

Una vez a nivel del suelo, entre polvo y escombros, apenas levantó la cara vio como el edifico 1C del Multifamiliar de Tlalpan colapsó y arrebató la vida de nueve personas, cuatro de ellas niños. En un instante, para 40 familias su hogar se convirtió en un recuerdo.

A más de tres meses de que el 19 de septiembre se ratificó como día trágico en México, las aseguradoras informaron que el sismo que azotó al centro del país generó 34 mil 641 reclamaciones, por las que pagarían 12 mil 455 millones de pesos, cifras todavía preliminares. De esas demandas, 24 mil serían por vivienda dañada.

Entre esas cifras, desafortunadamente, no está "Juan Agallas", sino entre la mayoría de mexicanos que no tiene un seguro que cubriera su patrimonio y le permitiera pasar el trago amargo con tranquilidad.

En la actualidad, sólo entre 6.0 y 6.5 por ciento de las casas en México tiene un seguro de forma voluntaria y esa cantidad sube a 26.5 por ciento cuando se consideran las viviendas con un crédito hipotecario que incluyen un seguro. Sin embargo, muchos créditos de ese tipo sólo protegen la deuda del acreditado y no los daños del inmueble.

"Juan Agallas", como muchos damnificados de este predio ubicado en el sur de la Ciudad de México, donde hay 500 familias de 10 edificios que no pueden regresar a su hogar, desconocía la posibilidad de proteger su casa con un seguro, a la que llegó de niño y donde hoy se quedaron todos sus recuerdos y pertenencias enterradas.

Luego de ese martes estuvo en terapia intensiva una semana, aunque ni un hueso roto se le encontró, sólo algunos golpes y cortadas. Durante su recuperación se enteró que su vecina, a la que tenía más tiempo de conocer, perdió la vida cuando las escaleras se derrumbaron.

Por su condición, hoy vive con unos parientes, pero acude a los campamentos que rodean el Multifamiliar, en donde las familias damnificadas se reúnen para organizarse y luchar por volver a tener un techo.

Hoy, el señor Juan José, jubilado de la Secretaría de Hacienda y que forma parte de la organización Damnificados Unidos, está en contra de la solución que dieron las autoridades capitalinas de otorgarle un nuevo crédito hipotecario para comprar un departamento que se construirá en el mismo lugar donde estuvo el suyo.

“Se te vienen los recuerdos de lo que era, pero hoy tengo la preocupación de que no sabemos si esto se pueda reconstruir sin ningún costo. Hay mucha renuencia por parte del gobierno para otorgar esos recursos gratuitamente para unos departamentos que ya habían sido pagados”, dijo con los escombros del edificio detrás suyo que todavía no son removidos.

Juan Agallas, de 65 años, cabello cano, todavía con dificultad para caminar, se levanta y lucha, junto con sus vecinos del Multifamiliar de Tlalpan y otros damnificados del sismo, para resolver el problema de la reconstrucción y volver a tener un patrimonio, para volver a formar un hogar donde rehacer su vida.