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salud

Entrenamientos para acabar con el mal humor

Agencias | 19/12/2017 | 23:55

El deporte es salud, no solo de la corporal, también la sesera se beneficia de entrenar. Tanto más si usted lo convierte en un acto social, ya sea una clase en el gimnasio o quedar a correr con un par de vecinos. Es la conclusión de un estudio del Colegio de Medicina Osteopática de la Universidad de Nueva Inglaterra publicado en The Journal of the American Osteopathic Association.
 
En él se determina que meterse en una sala de actividades colectivas tiene mayores efectos sobre el estrés y el humor que echar unas carreras solo o con otros dos compañeros de sudores: reduce el estrés y mejora el estado físico, mental y emocional.
 
"Entrenar solo se hace duro, en especial, los días que toca un entreno de calidad, como las series [correr al máximo de sus posibilidades en espacios cortos de tiempo]", explica Ana Fernández-Quejo, coordinadora de los grupos de entrenamiento de Sanus Vitae en Madrid: "Hay días en los que uno se siente cansado, deprimido o agobiado y solo le apetece tirarse en el sofá. El grupo tira. A pesar del sufrimiento que supone cada tanda, hay risas, bromas, ánimos… Son sensaciones muy extremas que le sacarán de su zona de confort pero que, al terminar, dejan una sensación de alivio y satisfacción por el trabajo bien hecho. Y eso es un subidón".
 
Bueno, eso y que luego suele haber un post donde se termina de eliminar el estrés. Por el post se entiende el tentempié colectivo de después del entrenamiento en el bar más cercano, todo un ritual entre los corredores de la capital. Si el entrenamiento no ha logrado desestresar o animar del todo, el bar se encarga de completar la tarea. Algo que hace que los locales de los alrededores del parque del Retiro o los del Lago de la Casa de Campo se llenen hasta la bandera de runners en indumentaria fluorescente.
 
"Hay dos perfiles de corredores: los que vienen acelerados y al terminar se quedan agotados, satisfechos, pero con bajón corporal, y los que llegan apáticos y al terminar se muestran eufóricos, como con las pilas recargadas. En ambos casos el deporte vendría a ser como un regulador químico para los estados del ánimo", recalca la experta. Y sin los efectos secundarios de un medicamento.
 
Dónde ir a practicar deporte en grupo
¿Se siente abismalmente solo? ¿Es autónomo y no tiene la suerte de contar con colegas de trabajo con los que comentar andanzas? ¿Busca amigos para compartir aficiones y lo que surja? Corra en compañía. Los grupos de entrenamiento para corredores se han convertido en todo un fenómeno social. Vaya usted una tarde de diario cualquiera al Parque del Retiro a eso de las siete de la tarde y, si no anda atento, puede acabar arrollado por uno de los muchos grupos de atletas populares dándolo todo.
 
No son uno ni dos. Son hordas. En los gratuitos, como el Nike + Run Club, el Adidas Runners o los Drinking Runners (a pesar del nombre estos últimos no quedan para hartarse de alcohol, sino para correr a las seis de la madrugada antes de ir al trabajo), "muchos van a pasarlo bien y a socializar", explica Mata Aquiles; "en los de pago, la gente entrena a conciencia, tiene metas deportivas muy claras, pero también socializa. Y en ambos casos se liga un montón. Yo tengo varias parejas que se han conocido corriendo juntos".
 
Los gimnasios también viven días de vino y rosas. Las clases colectivas se llenan con facilidad, hasta el punto de que los socios suelen reservar su plaza hasta con días de antelación. Pero compensa: no solo cumplen con los 30 minutos de actividad física diaria que sugiere la OMS, también ayuda a desconectar.
 
"La cara es el espejo del alma. No hay más que fijarse en los rostros de los alumnos antes y después de una sesión dirigida de fitness", apunta Jorge Herranz, coordinador de Clases Colectivas en David Lloyd Aravaca: "Al principio muchos van tensos, como si aún no hubieran cortado con los problemas del trabajo o los asuntos personales. Al terminar, hay sudor y enrojecimiento, pero también sonrisas y expresiones de complacencia. Además, cambia el lenguaje corporal: menos tensión, menos agarrotamiento. Las hormonas segregadas durante el entrenamiento (endorfinas) generan una sensación muy placentera que inhibe el dolor y atenúa las angustias emocionales".
 
No todo es correr, hay más opciones
¿Se siente usted bloqueado? ¿No le vienen ideas nuevas o no es capaz de continuar con su trabajo? Métase en una clase de crossfit, spinning o boxeo. Son el equivalente saludable y para días laborables a salir de fiesta con los colegas. "Los gimnasios son las discotecas del siglo XXI. Sin alcohol, pero con todos los beneficios psicológicos de reseteo mental de salir de marcha".
 
¿Está hoy de un humor de perros? Póngase un short y una camiseta —aunque no de algodón, que se llena de sudor y le hará un flaco favor en las fotos de postureo— y disfrute de una sesión de zumba. O de bodypump, según lo intensa que sea su afición bailonga.
 
Desde el departamento de comunicación de Les Mills —la empresa creadora de las coreografías más populares en los gimnasios, como Bodyattack, CSWork o Bodyjam— Jordi Ferré sostiene que "la liberación de endorfinas durante la clase es un antidepresivo natural que predispone a relajar y a suavizar la ansiedad. El punto de acto social de estas clases también contribuye a mejorar el estado de ánimo. No tenemos datos concretos, pero basta con ver el jolgorio al salir de clase o en el vestuario tras una sesión intensa para comprobar que los malos humos se reducen al terminar". Luego una ducha caliente y como si hubiera estado en el diván del psicólogo.
 
¿Quiere ampliar su agenda? ¿Hacer networking sin que se note que busca contactos laborales? Vaya al gimnasio, que es un LinkedIn viviente. "Es el lugar donde mejor invierte su tiempo libre: se pondrá en forma y, a la vez, podrá conocer gente nueva. Y no puede descartar la posibilidad de hacer contactos nuevos para su negocio". En resumidas cuentas, si usted anda estresando, con ansiedad, malas pulgas o se siente solo, déjese de lamentos y sude la camiseta con los colegas.