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Agencia | 12/12/2017 | 11:01
El color más femenino y dulce de la paleta, asociado durante décadas a los juguetes y moda infantil, reaparece tímidamente en el diseño de Interiores. También lo hemos visto en pequeñas pinceladas en las últimas colecciones de moda femenina en forma de sweaters y abrigos.
Primero fueron los baños rosas, siendo el protagonista de revestimientos, luego fueron los tapizados de sillones, butacas y sillas y ahora podemos verlo prácticamente en cualquier espacio y mueble de la casa.
La clave de su éxito probablemente se encuentre en su delicadeza y el toque de calidez que le aporta a cualquier espacio. Ya no tiene por qué estar asociado a la feminidad o a los juegos de “niñas”. El rosa se ha liberado y ya nadie se resiste a utilizarlo.
Tal y como podemos descubrir en las últimas colecciones de las firmas de mobiliario y decoración, el rosa empieza a tener presencia en el diseño de cocinas en lo que los frontales se tiñen de este color. También lo encontramos presente en pequeños muebles, como mesas auxiliares, vitrinas, estantes o cómodas. También lo vemos en piezas de iluminación y objetos decorativos como jarrones, espejos, candelabros.
El secreto está en saber combinarlo sin saturar. Con un solo objeto en este color sería más que suficiente, de esta forma se convertirá en el protagonista del espacio. Pero siempre hay excepciones, como el Restaurante Sketch en Londres, en el que el color rosa lo inunda todo sin perder un ápice de elegancia.
En el dormitorio, son las sábanas, cojines o mantas las que se tiñen de rosa. Si lo combinamos con colores más discretos rebajaremos la feminidad del espacio. Combinado con tejidos blancos, grises o tostados encontraremos el equilibrio perfecto.
Lo último son los electrodomésticos en color rosa. Una conocida marca norteamericana lo ha escogido para el diseño de sus neveras, batidoras y tostadoras. En una cocina blanca serán los auténticos protagonistas.
