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Osos polares ya sufren los efectos del cambio climático

Agencia | 23/11/2017 | 18:06

Unos 230 osos blancos se han congregado en torno al cuerpo de una ballena de Groenlandia muerta, también conocida como ballena boreal, en la isla rusa de Wrangel, en el Lejano Oriente de Rusia, informa el sitio web de la reserva del lugar. Esta cumbre ha sido visto por turistas, científicos y guardias que pasaban por la zona en un crucero.
 
"Cerca del lugar donde se encontraba el cadáver de la ballena de Groenlandia se reunieron aproximadamente 230 osos de diferentes edades, según las estimaciones más modestas. Había machos y hembras solteras, así como hembras con cachorros de diferentes edades, reza el portal de la reserva".
 
Por su parte, Rodney Russ, líder de exploración de Heritage Expeditions, que también se encontraba a bordo del crucero, escribió en su blog que "uno tendría que verlo, vivirlo, para poder creerlo". "Todavía muchos se están pellizcando, incrédulos, para asegurarse de que realmente ha sucedido esto", señaló.
 
Si bien un espectáculo así puede fascinar a los turistas, para los científicos ilustra las consecuencias del calentamiento global.
 
Es producto de un deshielo precoz que empuja a las poblaciones de osos polares a pasar más tiempo en tierra firme y a acercarse cada vez más a los pueblos, algo peligroso.
 
Tras el deshielo, los osos polares suelen descansar entre agosto y noviembre en la isla de Wrangel, en el mar de Chukchi (noreste de Siberia), antes de reanudar la caza de focas. Además, se considera que la isla es la principal zona del Artico en la que paren las hembras.
 
"Una ballena representa un verdadero regalo para ellos: varias decenas de toneladas de alimento", lo suficiente para varios meses, señala Gruzdev.
 
Cada vez son más los osos polares que acuden a la isla de Wrangel, donde pasan, en promedio, un mes más de lo que lo hacían hace 20 años, por culpa del deshielo, según Eric Regehr, especialista de la Universidad de Washington.
 
Este otoño, los observadores censaron 589, un número "anormalmente alto" y más del doble de las estimaciones precedentes, alertó Regehr.
 
Según él, la población de osos polares del mar de Chukchi, compartido por Rusia y Estados Unidos, sigue "en buena salud".
 
Pero eso podría cambiar si el tiempo que pasan en tierra firme sigue aumentando ya que pese a que existen algunas fuentes de alimentación -como bueyes almizcleros, roedores o incluso la hierba- nada puede sustituir el aporte energético de las focas, esencial para la supervivencia de los osos polares.
 
"La cuestión es saber a partir de cuándo la población empezará a sentir los efectos negativos" del tiempo cada vez más largo en tierra firme, advierte el científico. "No tenemos la respuesta, pero ese umbral se alcanzará" en algún momento, afirma.
 
"Son animales ingeniosos y capaces de adaptarse, pero el número de osos polares que tenemos en la actualidad en el Artico no puede mantenerse en tierra" al 100%, avisa Regehr.
 
Según el científico, la visión de los osos polares reunidos es una señal de lo que nos depara el futuro: más osos pasando menos tiempo en el mar y con menos presas marinas a su alcance.
 
Una situación que origina un conflicto inevitable entre los osos y los humanos.
 
Desde mediados de octubre, los osos polares se acercan peligrosamente al pueblo de Ryrkaipi, en tierra firme y a 200 km. de la isla de Wrangel, cerca de un sitio muy frecuentado por las morsas.
 
Este año, algunos esqueletos de morsa llegaron flotando hasta el pueblo y atrajeron a los osos, uno de los cuales "rompió la ventana de una casa", indica Viktor Nikiforov, experto y coordinador del centro ruso de mamíferos marinos.