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salud

Una dieta vegetariana para cuidar el planeta

Agencia | 27/10/2017 | 12:04

Ahondar acerca de la procedencia, modo de producción y recursos invertidos en los productos que consumimos y reducir la cantidad de carne roja que comemos es un gran paso para cuidar al planeta y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

¿Cómo reducir nuestra huella y pelear contra ese apocalíptico fenómeno llamado cambio climático, provocado por la mano humana, su codicia y su despilfarro de recursos naturales? Desde la revista Popular Science señalan que reducir el consumo de carne roja es probablemente el mejor punto de partida, además de comer los tipos de vegetales correctos y apostar por vigilar los modelos de producción de la industria y el impacto en los entornos locales.

La producción de carne roja genera toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero y ocupa grandes porciones de tierra, ocasionando graves desperfectos para el medio ambiente. Walter Willet, profesor de Epidemiología y Nutrición en Harvard señala que su producción “tiene un gran impacto en casi todos los aspectos medioambientales, siendo la emisión de gases nocivos la más grave”.

Este experto explica que se pierde muchísima energía y se genera una gran cantidad de dióxido de carbono y metano en la cadena productiva. Por una parte, se gastan numerosos recursosen el proceso del cultivo de los granos que abastecen al ganado concebido para la producción cárnica y el uso de los animales como alimento. Su conversión es ineficiente, ya que consumen muchos más alimentos de los que pueden proporcionar.

Además, la cantidad de metano que generan las vacas en forma de flatulencia es otro problema -de promedio, producen alrededor de 100 a 500 litros de este gas por día- . También se gasta mucha agua: solamente en Estados Unidos, un tercio del agua es emplada por la industria cárnica. Para que te hagas una idea: se precisan entre 500 y 3.000 litros de agua para la producción de un solo kilo de carne. No es tanto el hecho de comerla sino el modo y las cantidades en las que la producimos “mucho más impactante para el medio ambiente a partir de una variedad de indicadores que incluyen la huella de carbono, el uso del suelo y el uso del agua”, afirma Martin Heller del Center for Sustainable Sistemas en la Universidad de Michigan.

Este experto revela que el cambio de una dieta omnívora a vegetariana podría reducir la huella de carbono de una persona en aproximadamente un 30%, y en todo caso, si no se abandona es conveniente reducir la cantidad o frecuencia en la que se ingiere carne roja.

Por su parte, Walter Willet apunta a que de todos modos, existen algunos sistemas (atípicos) de producción de nicho que tendrían un impacto menor que, por ejemplo, un campo de frijoles. En otras palabras, si hay tierras de pastoreo que no pueden cultivarse de manera sostenible, podrían emplearse para el ganado. Y si solamente criáramos ganado en este tipo de tierra, se terminaría reduciendo dramáticamente el consumo mundial de carne roja.

El hecho de que una dieta basada en plantas sea de hecho basada en plantas, eso no significa que sea necesariamente saludable. Willett recuerda que “Coca Cola y Dunkin Donuts son alimentos de origen vegetal y obviamente son perjudiciales para la salud humana. Una dieta vegetariana debería centrarse más en frutas, verduras y granos integrales, y para las fuentes de proteínas, las legumbres y las semillas serían mucho mejores que la dieta estadounidense promedio “.

Es fundamental atender a varios parámetros fundamentales para el medio ambiente como apostar por los productos locales y de temporada, consultando la distancia que ha recorrido la comida y el transporte involucrado, especialmente cuando se trata de frutas y verduras. Por ejemplo, “conducir un camión desde 100 kilómetros es relativamente local, pero puede tener un impacto ambiental mucho más adverso que llevar algunas frutas en grandes cantidades varios cientos de kilómetros de distancia en tren”. También es importante analizar el impacto en la región de productos que precisan grandes cantidades de recursos hídricos, en consonancia con las circunstancias climáticas.

Cabe destacar que desde un estudio elaborado por la Universidad de Columbia Británica (Canadá) señalaron que solamente adoptando una dieta vegetariana, se evitaría la emisión de 0,8 toneladas de gases de efecto invernadero (tCO2) por persona y año.