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Estudio explica por qué hablas mejor otro idioma tras consumir cerveza

Agencia | 26/10/2017 | 13:06

¿Alguna vez has sentido que la lengua se te suelta mejor para desenvolverte en otros idiomas después de haberte tomado -eso sí, de forma moderada- unas cañitas? No son imaginaciones de los estudiantes Erasmus ni excusas para empinar el codo, sino que así lo afirma un estudio realizado por las Universidades de Maastricht y Liverpool.

Sin olvidar las consecuencias negativas del consumo de alcohol, parece que hacerlo de una forma moderada tiene consecuencias positivas para hablar mejor otros idiomas que hayas estudiado previamente. Una investigación llevada a cabo por un grupo de investigadores de las Universidades de Maastricht y Liverpool y el King’s College de Londres y publicada en el Journal of Psychopharmacology concluye que la capacidad de las personas bilingües para hablar un segundo idioma mejora después de haber consumido una dosis baja de una bebida alcohólica, por ejemplo, el equivalente a una pinta de cerveza.

Es obvio que la embriaguez te impedirá consumar conversaciones fluidas y coherentes en cualquier idioma y que llegado el caso, desconocer una lengua no convertirá una cerveza en una pócima mágica para poder desenvolverte con soltura en ella. Sin embargo, si ya conoces un segundo idioma y consumes una dosis pequeña de alcohol, tu pronunciación mejorará, tu confianza irá en aumento y tendrás menos posibilidades de sufrir ansiedad social.

Según los autores de este estudio, el alcohol afecta sensiblemente las “funciones ejecutivas” como la capacidad de recordar, prestar atención e inhibir comportamientos inapropiados, fundamentales para hablar una segunda lengua no nativa o no materna. Conversar tras un poco de alcohol favorece la fluidez y la desinhibición para dialogar.

Tal y como explica la doctora  Inge Kersbergen, del Instituto de Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad de Liverpool: “el consumo de alcohol puede tener efectos beneficiosos en la pronunciación de un idioma extranjero en personas que recientemente aprendieron ese idioma. Esto proporciona cierto apoyo para la creencia laica (entre los hablantes bilingües) de que una baja dosis de alcohol puede mejorar su capacidad para hablar un segundo idioma”.
Las claves de este experimento

En el estudio participó una muestra de 50 hablantes nativos de alemán y estudiantes en la Universidad de Maastricht que habían aprendido de forma reciente a hablar, leer y escribir en holandés. De forma arbitraria, la mitad recibió una bebida con dosis baja de alcohol y la otra mitad, un refresco. Para el primer grupo, la cantidad equivalió a una pinta de cerveza para un varón de 70 kilos.

Tras consumir las bebidas se invitó a los participantes a debatir en holandés, grabando un audio de la conversación. Dos hablantes nativos holandeses debían supervisar y calificar a los interlocutores. Especialmente en cuanto a la pronunciación, aquellos que consumieron alcohol obtuvieron calificaciones significativamente mejores. En torno al nivel de embriaguez, los autores del estudio alertan que “los niveles más altos de consumo podrían no tener efectos beneficiosos”. Según la doctora Jessica Werthmann, uno de los motivos de esa mejora lingüística podría deberse al efecto reductor de la ansiedad que tiene el alcohol.