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salud

Por estrés y nervios se cae el pelo

Agencia | 22/10/2017 | 13:44

El ajetreo de la vida cotidiana y las tensiones que se van acumulando suelen ocasionar síntomas emocionales bastante evidentes –mal humor, ansiedad, insomnio, irritabilidad, bajones anímicos–, pero también tiene repercusiones físicas, algunas de las cuales pueden ser serias y otras, muy incómodas.

Una de ellas es la caída del cabello, que aunque para muchos médicos puede no ser importante sí lo es para quien lo padece, ya que suele afectar la autoestima.

Se estima que en el cuero cabelludo existen entre 100.000-150.000 cabellos, de los cuales el 85 por ciento suelen estar en fase de crecimiento, el 1-2 por ciento en fase de reposo y el 13-14 por ciento en fase de caída. El cabello –que tiene una vida de entre 2 a 6 años, dependiendo de la edad, el estado general de salud, la alimentación, etcétera– durante la fase de crecimiento está bien arraigado (duele cuando se tira de él).

Pasada la fase de caída, el folículo piloso regenera un nuevo cabello iniciándose así otra vez la fase de crecimiento.

Respecto a la densidad, en el cuero cabelludo existen unos 350 folículos por cm2, unos 500 en la barba y entre 65 y 80 en axilas, pubis y extremidades.

El crecimiento en la cabeza y la barba oscila entre los 10 a 15 cm por año. En promedio y por día se pierden entre 70 y 100 cabellos, que en condiciones de normalidad se van reponiendo por otros nuevos, los que genera el folículo piloso.

La caída de cabello por cuestiones nerviosas o de estrés tiene como principal manifestación que el pelo cae de manera generalizada y no localizada como ocurre en otros tipos de alopecia.

El término alopecia la describió el dermatólogo francés Raymond Sabouraud y deriva del griego alopex (zorro), dado que este animal cambia de pelo dos veces al año.

La caída generalizada produce una notoria disminución de la densidad de la melena y una difusa pérdida de cabello. No es una condición permanente o definitiva en la medida que la situación de estrés o emocional sea temporaria. En muchos casos, cuando se recupera la estabilidad emocional, el cabello puede volver a recuperarse con la misma vitalidad y fortaleza que tenía antes. Lo mismo ocurre al hacer un tratamiento no a nivel capilar sino emocional. Vale mencionar que los tratamientos anticaída con finasteride o con minoxidil no suelen mostrar grandes resultados, como en otros tipos de alopecia.

Una de las causas de la caída de cabello por situaciones emocionales o por estrés es que un conjunto de hormonas generadas en estos estados repercuten agresivamente sobre los folículos pilosos. Otra causa que puede dañar el pelo es que los folículos pilosos están rodeados por una compacta red de fibras nerviosas sobre la que ejercen acción ciertas sustancias, como la llamada sustancia P o el neurotransmisor noradrenalina, que pueden comprometer el efecto de la neurotrofina NGF (factor de crecimiento nervioso en sus siglas en inglés), que regula de manera indirecta el crecimiento del cabello.

Un tratamiento bien fundamentado debe apuntar a solucionar las causas emocionales que producen la caída y no sólo a intentar revertir las consecuencias visibles.