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Las consecuencias de la falta de sueño

Agencia | 20/10/2017 | 17:22

La falta de horas de sueño tiene consecuencias muy evidentes durante el día, tales como la excesiva somnolencia diurna (o tendencia a dormirse a todas horas, los cambios del estado de ánimo (humor, tristeza, irritabilidad, ansiedad , depresión, etc..) y aumento del estrés.

Investigaciones recientes sobre la privación o falta de sueño demostraron que, después del tercer día sin dormir, aparecen alucinaciones y locura temporal, y que el ser humano no puede vivir sin dormir más allá de entre 10 y 15 días. Los estudios demuestran que las probabilidades de sufrir alguna enfermedad psiquiátrica aumentan en un 40 por ciento cuando los problemas para dormir se vuelven crónicos.

A nivel fisiológico, se ha visto que la falta de sueño también repercute en la habilidad para procesar la glucosa, lo que puede provocar altos niveles de azúcar en la sangre y favorecer la diabetes o un aumento de peso.

También provoca la disminución de la temperatura corporal basal, responsable, entre otras factores, de la constancia del ritmo cardíaco. Por lo tanto, en estas circunstancias pueden observarse arritmias o paradas cardio-respiratorias nocturnas.

El sueño limpia la memoria a corto plazo y deja espacio para más información. En este sentido, se ha demostrado que una noche sin dormir reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40 por ciento. Además de las pérdidas de memoria y recuerdo, la persona se vuelve más lenta y menos precisa, por eso, la falta de sueño puede provocar una alteración en el habla y dificultad para aprender, crear y resolver problemas.

También se han demostrado otras problemas a largo plazo, como la hiperalgesia o aumento de la percepción de dolor, los temblores, el envejecimiento precoz, el agotamiento, los trastornos gastrointestinales o el aumento de probabilidad de contraer infecciones por afectación del sistema inmunitario.

Respecto a la patología respiratoria y las repercusiones cardiovasculares, destacar que una persona con apnea de sueño tiene, en comparación con individuos sanos, el doble de probabilidad de morir en el curso de 10 años. Su riesgo de presentar hipertensión arterial y accidentes cerebro-vasculares se relaciona directamente con el grado y tiempo de evolución de los síntomas y la probabilidad de presentar un segundo infarto de miocardio aumenta 23 veces.