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Tipo de ejercicio que puede realizar un paciente con lupus

Agencia | 12/10/2017 | 12:52

A muchos les sonará a capítulo de la serie House, a una invención creada exclusivamente para una serie de televisión, pero no es así.  El lupus existe. Es una enfermedad autoinmune crónica, que cursa con brotes y que provoca que el sistema inmune comience a atacar a los tejidos propios, creando un exceso de anticuerpos anómalos en el torrente sanguíneo y causando inflamación y daños en las articulaciones, los músculos y en diferentes órganos. El perfil más afectado es la población femenina, siendo mujer 9 de cada 10 personas afectadas.

Es habitual que un paciente de lupus tenga cierto temor a realizar cualquier tipo de actividad física por miedo a sufrir más dolor, hacerse daño o que ello le pueda causar un brote. Todavía se sigue creyendo esto tanto por parte del paciente, como por parte del profesional sanitario, aunque este patrón está cambiando porque cada vez se están realizando más estudios dirigidos concretamente a esta patología, donde se demuestra que una actividad física adaptada a cada paciente ejerce un gran efecto positivo en su calidad de vida y mejora el curso de su enfermedad.

Ejercicios recomendados

Aunque esta pasada primavera se inició un estudio sobre este tema en la Universidad de Granada con 60 mujeres afectadas por esta enfermedad, el American College of Rheumatology sugiere que las personas con lupus realicen 4 tipos de ejercicios: flexibilidad, fortalecimiento, aeróbicos y conciencia corporal.

A parte del efecto inmunomodulador del ejercicio, un paciente con lupus va a experimentar otras mejoras en su día a día:

Reducción del estrés. El ejercicio actúa como relajante reduciendo el cortisol por lo tanto se reduce también la inflamación.
Mantiene un corazón sano y mejora el sistema cardio-respiratorio.
Mejora la rigidez muscular y aumenta la fuerza.
Previene la osteoporosis, un hecho muy a tener en cuenta ya que los pacientes de Lupus suelen recibir corticoesteroides y deben evitar a toda costa la exposición solar, por lo que suelen tener carencias de vitamina D entre otros.
Mejora los síntomas depresivos, la fatiga y el dolor crónico típicos de esta patología. La práctica de ejercicio libera opiáceos endógenos como las endorfinas.
Ayuda a controlar el peso y minimiza las posibilidades de sufrir Síndrome de Cushing.

Acudir a un fisioterapeuta cualificado es más que aconsejable porque va ayudar a reducir el dolor, la inflamación y el edema, tanto en episodios de brote como en épocas de remisión.

En conclusión, una persona con una enfermedad reumática no tiene por qué ser un enfermo condenado al inmovilismo. Debe de hablar con su médico y profesionales deportivos que le ayuden a comenzar un programa de manera lenta pero constante y dentro de sus capacidades.