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El miedo que surgió desde la reforma penal y otros temores

Leopoldo Pacheco | 26/07/2017 | 02:29

AGOREROS DEL DESASTRE, se han pronunciado desde hace un tiempo a la fecha porque la circunstancia que aplica a la liberación de personas de los centros penitenciarios, para poder llevar sus procesos en libertad por alrededor de 23 distintos tipos de delito, podría poner al país al borde de una guerra civil. Se ha perdido de vista que este tipo de procedimientos no se van a dar en automático.
 
Usted querido lector, y quien esto escribe, en más de una ocasión hemos leído en las redes sociales, o escuchado en la charlas con amigos la inquietud que surge a raíz de que una persona, que puede ser potencialmente peligrosa, se encuentre de repente en libertad, porque el nuevo sistema de justicia penal así se lo permite.
 
El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, aseguró que la preocupación por la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal es generalizada, ya que la liberación de reos cuyos delitos no son considerados como graves en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, será no sólo en la capital, ya que la interpretación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es aplicable para todos los estados de la República.
 
ANTE ELLO SEÑALÓ QUE LOS INTEGRANTES de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), definen las estrategias jurídicas a seguir, entre ellas dijo, solicitarán al Congreso de la Unión la ampliación del catálogo de delitos graves establecidos en el Artículo 19 constitucional, porque dijo, si bien en la metrópoli se prevé que cuatro mil reclusos puedan abandonar las cárceles, la cifra se incrementará a “muchos miles”, si se toma en cuenta a todas las entidades del país.
 
En este caso San Luis Potosí no es la excepción y se están realizando las adecuaciones para buscar que una reforma no se convierta en una salida automática para aquellos que están siendo procesados por la comisión de un delito.
 
SI PENSÁRAMOS QUE ESTA CIRCUNSTANCIA que prevé que a nivel nacional, puedan ser puestos en libertad decenas de miles de procesados, necesariamente nos lleva a pensar en las circunstancias en las cuales el estado se está haciendo cargo de cumplir los objetivos de la tan sobada y malograda reinserción social, cuyo concepto idealizado en términos prácticos ha demostrado que no funciona, pues una persona que ingresa de forma primeriza a la prisión, está expuesto que en un principio por el robo de 1000 pesos, ahora se convierta en secuestrador al tiempo de educarse en la materia al interior de los centros penitenciarios, una vez que obtenga su libertad. Simplemente porque el Estado está abandonando a los reos en razón de presupuesto y en razón de que no se cree realmente que exista la readaptación social.
 
Pero en que creemos nosotros con respecto a una persona que ha sido acusada e ingresada a la prisión. No obstante que en nuestra ley prevalece la presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario. ¿Simplemente no tiene remedio? ¿Nuestro sistema no funciona? Si violó o mató… Que se pudra en la cárcel. En nuestra naturaleza cultural, el alma colectiva de nuestro país, hay una arraigada pasión por la venganza y el desquite; y eso permea también en las políticas de abandono que hoy prevalecen en los centros penitenciarios, y de lo cual acabaríamos pagando una factura por no haber invertido tiempo y presupuesto en la readaptación social. Al punto de que hay una psicosis colectiva que se está tratando de frenar a como dé lugar bajo las condiciones de no abrir una cloaca y dejar escapar los temores que tenemos dentro de nosotros y que flagelan la ya endeble sensación de seguridad que tenemos como ciudadanos: Simplemente el Estado no tendría la capacidad de controlarlo, y LO SABEN!
 
POR ESO AHORA SE HABLA de poner candados basados en el criterio y en las circunstancia de cada persona que haya cometido un delito, aunque el mismo esté indicado para ser llevado en libertad, y esto no se convierta en la historia de detener personas, para que un juez los libere de manera inmediata, y aún puedan cobrar venganza en contra de aquellos que los detuvieron o los acusaron.
 
Y OTRO TEMOR QUE LLEVA YA UN TIEMPO de nublar el cielo potosino, es que refiere a la presencia de células criminales en la entidad, para lo cual vale la pena darle crédito a las autoridades potosinas, que al contrario de lo que se dice, quesque atraparon al famoso “Santander” de pura “chiripa”, porque se iba a cruzar a los Estados Unidos. Más bien fue al contrario, porque las autoridades fronterizas no tenían ni idea de quién se trataba, a no ser que las autoridades de la PGJE y PGR, ya habrían pedido el apoyo para su localización, que se logró en la frontera de Nuevo Laredo. Temores van y vienen pero este es uno menos del cual preocuparse. Sin duda 2018 traerá nuevos temores que se verán reflejados en las urnas. Pero ya es tiempo de que nuestro país deje de tener miedo.
HASTA LA PROXIMA.