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Amantes de la Falsedad

Jaime Chalita Zarur | 03/06/2017 | 02:29

Dos vidas no hay. Vive la única que tienes, intentando ser feliz que, de por sí, es muy difícil. La felicidad está dentro de las personas, de ahí se puede compartir, más allá es mentira.
 
Algunos opinan que el ser humano llegó a la tierra para tener como única finalidad el ser feliz. Aun cuando es difícil de creer, los mexicanos estamos muy bien calificados en este tema, somos felices, según la encuesta de Happy Planet Index.
 
Así es, a los mexicanos nos ubican en el segundo lugar como el país más feliz de 140 naciones. Por cierto Costa Rica, con 44.7% es el primer lugar de estos países.
 
En nuestro país, 47.3% de los ciudadanos está satisfecho con su vida; 36.1% moderadamente satisfecho; 11.8% poco satisfecho y 4.8% insatisfecho con sus condiciones de vida. Son los números que publica la Fundación Para Una Nueva Exonomia.
 
Se ha tomado como referencia, entre algunos temas, la accesibilidad a los servicios de salud, la disminución de bebidas azucaradas causado por el impuesto que desde 2014 se cobra por este tipo de líquidos, haciendo "realidad" la prevención de uno de los problemas más sentido en la salud de los mexicanos, la obesidad y la disminución de las enfermedades crónico-degenerativas. Se han fijado también, en lo sustentable del medio ambiental.
 
Cuando menos en nuestro Estado, me parece que la felicidad se limita a la familia, a los amigos y amigas. Lo indigno de los servicios de salud en nuestra entidad deja mucho que desear, lo hemos platicado mucho y de escándalos pues ya ni hablar; el dinero que debería usarse en prevención y curación no llega a donde se necesita y queda limitado a muy pocas personas que luego andan de mal humor.
 
Pero lo que sí es necesario decir, es que de verdad, no encuentro cómo se puede sustentar la calificación de felicidad en algunos aspectos que nos siguen doliendo.
 
Pensemos por un instante en qué es lo que en este momento está viviendo cualquier familia que tiene un enfermo en el Altiplano Potosino o en nuestra Huasteca, apartados de cualquier servicio, hasta básico. Cuantas madres, al dar a luz, pierden la vía o la de su bebé, igual la de ambos. Cuantas personas pierden la vida solo por no tener dinero para comprar la medicina a tiempo. Ahí dudo mucho que exista la felicidad relacionada con los servicios de salud.
 
En cuanto a lo sustentable del medio ambiente, se han fijado solo en las leyes que se emiten y que por lo regular son letra muerta; no se aplican y las autoridades indiferentes, dejando a la población en el abandono. Recordemos lo que está pasando en las zonas Media y Huasteca y, menos tratándose de la conservación de bosques, en la tala inmoderada y clandestina, parece que están de vacaciones.
 
La felicidad, en un pueblo que aguanta lo que los mexicanos han aguantado, es señal de la fortaleza de su raza, de su nobleza y actitud de querer salir de la mediocridad en la que nos ha metido una educación que, si bien es gratuita, ha sido de pésima calidad. Pero también, la nobleza del pueblo de México tiene su temperamento y este ha sido puesto a prueba muchas veces por quienes se quedan con casi todo y son casi nadie.
 
La brutalidad de la deshumanización se colude con el amor por el dinero, no entiendo cómo nos hemos convertido en números para formar parte de encuestas emitidas a modo para quienes pagan tales inventos y engañar a quienes quieren comprar las mentiras.
 
Creo firmemente en lo que puede hacer la gente de nuestra Patria, regalar alegría, sí, hospitalidad también, arriesgar su vida por los demás, igual. Son reacciones innatas de un Pueblo que se identifica en el amor a su Patria pero, cuidado, no es en relación a las mentiras que califican y clasifican. Ellos son amantes de la falsedad.
 
jaimechalita@yahoo.com
@jaimechlaita