Miércoles 24 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

“POLVOS DE AQUELLOS LODOS”

Pedro Felix Gutiérrez Turrubiartes | 17/05/2017 | 01:00

La huasteca es una región del país conformada por ciento veinte municipios de seis Estados de nuestro país, a saber; Hidalgo, Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Veracruz Y San Luis Potosí.
 
Fue por 1995-96 que reunidos en la Ciudad  de México, funcionarios de cultura de estos estados decidieron crear el festival de la huasteca.
 
Y pusieron a trabajar  etnólogos, arqueólogos, sociólogos, historiadores, investigadores de antropología e historia, promotores culturales, artesanos, medico tradicionales, versadores y poetas.
 
El resultado de la consulta fue impresionante para el momento, todo un ambiente vital de una de las zonas más ricas de nuestro país en tradiciones y cultura.
 
Y entre búsqueda de recursos financieros, convocatorias e ideas a la cual más desmesurada y provocativa. Se lanzó la invitación para celebrar en Ciudad Valles en el año de 1996 la primera edición del Festival de la Huasteca.
 
Hubo bailadores, artesanos, danzantes, expresiones indígenas, cocina, médicos tradicionales, exposición de artesanías y vestuario.
 
En esta región San Luis tiene peso principal, así que sus promotores culturales, investigadores y músicos dieron catedra.
 
Fueron tres días de fiesta con exposiciones, conferencias, muestras gastronómicas, y presentaciones de libros sobre los diversos aspectos lingüísticos y fenómenos culturales de la zona.
 
Ahora acaba de suceder el XXI Festival en el 2016 que correspondió como sede a Tamaulipas. Y Viene el XXII, que corresponderá al año 2017. Este fenómeno se ha paseado ya por toda la zona huasteca y los seis estados.
 
Renovando tradiciones, presentando música y cocina indígena, así como mestiza con el huapango tradicional. Con diferentes grupos.
 
“Goyo Melo y sus Huastecos” de Veracruz; “Los cantores de Valles” “Los brujos de Huejutla”; “Los caimanes de rio Blanco” “Fortunato y sus cometas”.
Y mostrando el trabajo intelectual de investigadores, antropólogos, e indigenistas en todos los ámbitos  de la tradición en libros, cuadernos y filmaciones.
 
El México profundo del que hablaba Bonfil Batalla, está más vivo y actuante que nunca. Y las flores de este jardín son presentadas cada año en un sitio diferente de los estados que conforman la región huasteca.
 
Todos los participantes han sido reconocidos por el valor de sus creaciones, pero la Red social que los une y la vitalidad de la cultura huasteca han creado una nueva tradición.
 
La integración de nuevos componentes como el turismo cultural, las exposiciones de artesanos, los vestuarios y las danzas tradicionales, así como la gastronomía con todos sus materiales y el baile y el son que calientan la sangre, mantienen vivo el festival.
 
Una experiencia de fiesta de cantos y alegorías, llena las noches y el ambiente de plazas y mercados en los días del festival. Se manifiestan ricas tradiciones e innumerables formas de vida culturalmente trascendentes.
 
Valor indudable en este ambiente ha sido EL grupo musical de Guillermo Velázquez y los Leones de la sierra de Xichú.Con su abundante producción a través del huapango arribeño.
 
Un grupo que tiene más de cuarenta años en nuestro país trovando en esta forma con ingeniosas, incisivas y claridosas composiciones que buscan despertar conciencia en el mexicano sobre su problemática.
 
Fue en el museo Tamuazan de Ciudad Valles, dónde se le escucho cantar, con esa habilidad muy suya que reúne una gran memoria y capacidad de improvisación.
 
Orgullosamente señalo en una entrevista, en su visita a San Luis, que en su vida fue el destino el que lo llevo desde niño a cantar la décima, viendo los festivales y “Las topadas”,-que son “duelos” entre poetas huapangueros- en una etapa iniciática, hermosa y alucinante de su vida.
 
Catalogado como el mejor poeta huapanguero de la actualidad, con participaciones en festivales internacionales, en Europa, África y Latinoamérica ha dado a conocer esta música y la tradición con gran éxito.
 
Así entre las montañas y los cerros de la sierra de Xichu, al norte de Guanajuato, las guitarras, la jarana y las vihuelas, así como el fascinante acompañamiento de violín y “la verseada” se pierden en la noche de los tiempos.